¿Y el referéndum apá?

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-05-03 • Acentos
A la fecha son más de cuatro mil las quejas que los ciudadanos de Jalisco han suscrito ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, cada día son más los jaliscienses que se suman a diversos actos de protesta e indignación por los dichos y actos del gobernador del estado; día con día crece la irritación en no pocos sectores de la sociedad ante el deficiente y desaseado desempeño de Emilio González Marquez, y con justa razón quienes alguna vez creyeron en este sujeto, hoy por fin se dan cuenta de lo equivocado que estaban.
No le han bastado al gobernador los escándalos que desde el inicio de su gestión marcaron la pauta a seguir y pronto se transformaron en imprescindibles para caracterizar su triste actuación al frente del gobierno. Desde los primeros días que en medio de múltiples desatinos engañó a la opinión pública al negar la construcción de una cancha de squash al interior de Casa Jalisco, obra sin embargo evidente, que él quiso ocultar afirmando que se trataban de obras de adecuación para instalar oficinas del DIF.
No le ha sido suficiente timar a los ciudadanos, auto presentándose en tiempos de campaña electoral como un hombre austero y sencillo que no contaba con más patrimonio que el que había reunido gracias a su trabajo “honesto” y a su desempeño en algunos cargos públicos y en otras actividades. ¿Dónde quedó entonces la palabra de aquel jalisciense ejemplar, cuando adquirió en una zona exclusiva de Bahía de Banderas una ostentosa vivienda?, muy lejos de las características de las dos modestas “casitas” que nos dijo que tenía.
Tampoco le ha bastado el hecho de desatinar una y otra vez en el ejercicio de su desempeño como gobernante, Jalisco no cuenta con un rumbo definido, no existe un plan en marcha que se oriente hacia la recuperación de los sectores en los que hace una década Jalisco encabezaba a nivel nacional, poco a poco, como los cangrejos, el estado se ha rezagado con mayor énfasis en rubros que antaño fueron representativos de su grandeza, que hoy con nostalgia se recuerda.
El enfrentamiento claro, directo e incisivo con el Congreso del Estado a pesar de que la mayoría de los legisladores pertenecen a su partido, es la mejor muestra de la incapacidad de este señor quien sigue sin entender ¿de qué se trata la administración pública?, ¿de qué se trata la tarea de gobernar?, nadie le pide que haga lo imposible, pero sí por lo menos que haga lo que tiene que hacer, o lo que pueda, porque es mucho pedir. Sería bueno que en el Congreso del Estado, los legisladores no fueran insensibles a las quejas de la sociedad, que buscaran desde ahora figuras jurídicas como el referéndum para que los jaliscienses tuvieran la oportunidad de evaluar la permanencia en el cargo no sólo de este gobernante, sino de todo aquel que no cumpliera con sus expectativas.
Así pues, cuando pensábamos que no habría peor administración estatal que la de Alberto Cárdenas, nos encontramos ahora con la sorpresa de que tal vez Emilio González, al no poder figurar en aspectos notables y de beneficio social, lo haga entonces en otro sentido, sólo así entenderíamos que prefiera aportar de manera desorbitada recursos públicos hacia particulares buscando un beneficio mediato, cuidar su imagen en los medios comprando su silencio y complacencia, antes que invertir en municipios carentes aún de las necesidades más elementales de servicio público.
No es señalar y apuntar con índice de fuego sólo lo que está mal, es que sencillamente al momento de hacer un balance, lo negativo supera con creces a lo que mínimamente está bien. Jalisco esta postrado y desde aquí vemos estados como Nuevo León, Puebla, Guanajuato o México, que avanzan y se distinguen a nivel nacional como punteros en producción de satisfactores, servicios, generación de empleo y turismo, mientras nuestro estado destaca pero en inseguridad, falta de calidad educativa, carencia de competitividad en todos los rubros y hasta en corrupción.
Quienes no pensamos como Emilio nos hemos hecho merecedores de una mentada de madre, (tan común en él) que con gusto muchos jaliscienses ya tuvieron la cortesía de responderle como se merece en un amble gesto de reciprocidad. Pero no es a mentadas de madre, como se resuelven los problemas de Jalisco, ni como se dirimen las diferencias entre quienes no opinan de la misma manera. Esto sólo habla de un gobernante ya no inexperto, sino carente de visión, de rumbo, de tacto y de sensibilidad social. Que no nos acostumbremos los jaliscienses, ni nos conformemos diciendo “todos son iguales”, hay que alzar la voz para dejar escuchar nuestra inconformidad y con el referéndum, se estaría dando esa posibilidad. Jalisco no es de Emilio, es de los jaliscienses y si él no puede o le quedó grande el encargo, habrá que buscar otras posibilidades, pero lo peor que como sociedad podemos hacer es ser complacientes ante tanto desorden y desaseo.
Su constante afición por dilapidar los recursos económicos, que bien pudieran ser orientados hacia verdaderas prioridades, sus múltiples desatinos, su lúcido lenguaje, su franca intolerancia y su acentuado capricho por favorecer a la Iglesia católica, a algunos medios de comunicación y a un selecto grupo de empresarios, sólo ha causado que Emilio logre lo que parecía imposible… unir a toda la sociedad jalisciense, pero en su contra.
salvador@salvadorcosio.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario