El tonto quiere ir al cielo

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-04-26 • Acentos
Nunca mejor que antes estuvo tan bien ejemplificado el refrán popular que reza que “los niños y los borrachos siempre dicen la verdad”, pero entre la verdad y el cinismo de Emilio González Marquez hay adjetivos que dañan y ofenden a los jaliscienses.
Haciendo memoria, no debería sorprendernos el florido léxico del gobernador a quien desde hace mucho le ha sobrado saliva para aventar madres a diestra y siniestra.
Tan solo durante la campaña al gobierno del estado, en varias ocasiones lo hizo en un fallido intento por parecer simpático o con el afán quizá de creer erróneamente que de esa forma se iba a identificar con el pueblo. Tan equivocado ahora, como entonces.
No importa a los ciudadanos si Emilio recibió o no una correcta educación, o si de chiquito no le lavaron la boca con jabón, tampoco sería de la mayor relevancia que mentara madres si no fuera porque desafortunadamente la mayoría de jaliscienses le confiaron la titularidad del Ejecutivo estatal, el gobernador lo es para todos no sólo para los católicos o para los que ven telenovelas, no puede quedar bien con ellos y mentarle la madre a los que no piensen como él, porque de ser así, le mentó la madre a líderes de opinión, a dirigentes y líderes de las cúpulas empresariales, a toda la clase política, a los académicos, a los que profesan otra religión que no es la católica y a los más importantes, a los jaliscienses comunes, a los que todos los días tienen que lidiar con el insoportable tráfico de la zona metropolitana, con calles y avenidas mal hechas y en mal estado, con sueldos raquíticos y miserables, con autoridades prepotentes e incompetentes, con deficiente cobertura de los servicios básicos en múltiples colonias y fraccionamientos y con todo lo que aqueja a la zona metropolitana, y que el gobernador se niega a ver, o que sencillamente, también le vale madre.
No se puede concebir tanta intolerancia en un cerebro tan diminuto como su capacidad para hacer frente a la problemática social en que los gobiernos panistas han sumido al estado.
No es con mentadas de madre como se resuelven los problemas, ni con disculpas como se enmiendan los errores; es con hechos, hechos que Emilio sigue sin demostrar y que de seguir así, jamás lo hará.
Nos queda claro a los jaliscienses que Emilio González no ha caído en la cuenta de lo que significa gobernar y administrar los recursos que son de todos; que bien se ha creído eso de que las tontas no van al cielo, por ello su afán de querer reservar desde ahora un espacio celestial, comprometiendo más de 136 millones de pesos del erario público en cuestiones inminentemente religiosas, violando a todas luces la laicidad del estado proclamada en nuestra carta magna y valiéndole madre la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Publico.
Para mitigar las críticas, ha comprado con más de 143 millones de pesos del dinero de los jaliscienses el silencio y la complacencia de algunos medios de comunicación.
Pero lo que Emilio González, no podrá comprar con dinero que no es suyo, ni aunque lo fuera, será el repudio de los más de cuatro mil jaliscienses que voluntariamente han acudido ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos a dejar muy clara su inconformidad ante las arbitrariedades del gobernador y que seguirán sumándose y multiplicándose ante tanta desfachatez.
¿Cómo le justifica el gobernador a los jaliscienses que la mayoría de los municipios del estado reciba un presupuesto anual inferior a los 100 millones de pesos para atender tareas tan prioritarias como la seguridad publica, el alumbrado publico, los apoyos para salud, educación, empleo, deporte, vivienda, aseo, etcétera y de buenas a primeras saque la chequera y dilapide el dinero en cuestiones que no son prioridad para el desarrollo de Jalisco y sus ciudadanos?
¿Con qué cara sale ahora a ofrecer disculpas?, a decir que dijo lo que no quiso decir, ¡que se equivocó!... pero si lleva años equivocándose, Que desmadre traemos don Juan ante la mirada atónita del cardenal, que de seguro no hizo más que asentir y guardarse para sus adentros la vergonzosa anécdota. Que chingen a su madrereplicó el gobernador; chinga la tuya Emilio ya le reviran en calcomanías pegadas en los coches y sobrará quien siguiendo su indigno ejemplo, se lo grite de frente.
¿Hasta cuando el Congreso del Estado de Jalisco permitirá tanto atropello?, ya es tiempo de que alguien le ponga un alto al gobernador porque al resto de los jaliscienses no nos vale madre el desorden en que Emilio tiene a todo el estado. Un gobernante que se dirige a sus representados como lo hace Emilio González no es digno de ostentarse como tal, su incapacidad es cada día más evidente, su insensatez parece no tener límite, dicen que el hombre vale por lo que dice y como Emilio sólo atina a decir mentadas de madre, pues ya juzgaremos los jaliscienses cuanto es lo que vale.
salvador@salvadorcosio.org

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