Voracidad Insaciable

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona

A horas de que concluyan los juegos “parapanamericanos”, es indigno y vergonzante el trato que organizadores de la justa han dado a deportistas y en general al evento, sobajando y denigrando impúdicamente la condición especial de tan excepcionales atletas.
Las abismales diferencias de inauguración y promoción, a todas luces muestra cínicos rastros de discriminación y ofensa hacia la dignidad humana de los deportistas que han sido tratados peyorativamente, comparados con las atenciones que brindaron a los atletas que ya se marcharon.
Se extrañó el largo y rechiflado discurso con voz arrastrada de Mario Vázquez Raña, presidente de la Organización Deportiva Panamericana; los gritos eufóricos y los ojos rojos del gobernador, Emilio González Márquez; la notoria ausencia de Margarita Zavala de Calderón, quien no perdía detalle de los panamericanos “normales”; lo que evidencia falta de interés y desprecio a los atletas.
Impropio es llamarlos “paraparamericanos”, porque su distinta capacidad con que participan en un esfuerzo y entrega encomiable, dejan ver que son las autoridades y los organizadores los parapléjicos, discapacitados y retrasadas en todos los sentidos.
No obstante lo anterior, la situación se agrava al haberlos hospedado en un lugar impropio, cuestionado, fuera de todo orden legal e insalubre, donde tuvieron que soportar los fétidos olores de las cloacas a cielo abierto que se desbordaron de porquería, causando severos daños al entorno ecológico de la zona de El Bajío, mientras la suciedad se minó contaminando los mantos acuíferos de donde se extrae el agua para la zona poniente de la urbe.
La preocupación constante de organizaciones ciudadanas prosperó en el sentido de que la autoridad judicial concedió la suspensión de cualquier tipo de actividad en la Villa Panamericana, esfuerzo que desde 2009 se impulsó, advirtiendo los riesgos de construir la Villa en una zona de alta fragilidad ecológica y de recarga natural de mantos freáticos.
Reprochable el desacato a la orden judicial concedida, porque negligentes y altaneras, las autoridades demandadas no se dignaron comparecer para explicar la existencia de algún permiso para operar la villa, burlando arbitrariamente la ley en detrimento del interés superior que se protege: el medio ambiente y equilibrio ecológico.
Una vez culminado el evento “parapanamericano” exigiremos al Poder Judicial la ejecución forzosa de lo dictado, para que se clausure la villa y cancele toda licencia de habitabilidad, venta o preventa y se prohíban de tajo los permisos de obra y uso de suelo, proponiendo incluso demoler el adefesio que incrementa el riesgo de albergar en las mil hectáreas de El Bajío a más de 800 mil habitantes en perjuicio del entorno ecológico.
Basta ya de que con pretexto de eventos “nobles” se abuse y engorde la bolsa de voraces e insaciables lacras que lucran con dinero público a costa de la salud de los jaliscienses y del envenenamiento del medio ambiente.

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