Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2010-11-20 • Acentos
El presidente municipal de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, es un digno ejemplo de la nueva clase de gobernantes ni-ni, que ni gobiernan, ni dan resultados.
Su triste paso por la alcaldía tapatía se limita a los vergonzosos escándalos por las mañosas licitaciones para comprar chalecos a sobreprecio y descontinuados; la compra de uniformes caros, de mala calidad y a un proveedor registrado bajo el giro de servicios de planchado por docena, familiar del jefe de la policía municipal; la pretensión de comprar computadoras portátiles “rojas” a un perfecto desconocido; la amañada aprobación de un endeudamiento por mil millones de pesos (ahora en litigio); el montaje en la calle 5 de Febrero; el show contra los franeleros y el “supuesto” operativo contra sexoservidoras en el Centro de la ciudad al que llevaron cámaras y hasta director de escena, y la obligada reculada en la asignación directa para arrendar 360 patrullas.
A lo anterior se suma el canibalismo con que bloqueó la posibilidad de que por parte de la federación se etiquetaran recursos para el SITI (Sistema Integral de Transporte Intermodal), con lo que se quedó como el perro de las dos tortas: sin su tren volador y sin la ampliación de las líneas del tren ligero.
Los escasos 100 millones que pesos que fueron etiquetados para estudios de movilidad urbana son el resultado de los obstáculos que absurdamente propició Aristóteles y que como burdos comparsas algunos legisladores federales jaliscienses consintieron, para luego, junto con otros diputados, azuzar a Luis Videgaray a fin de hacerle el caldo gordo al engominado de moda, Enrique Peña Nieto, a cuya imagen y semejanza aspira el alcalde tapatío.
Congratularse como lo ha hecho Emilio González con el presupuesto destinado a Jalisco es agradecer los retazos del hueso, porque no cumple con las expectativas ni es digno para el Estado; si bien es cierto que hay un recurso importante destinado al rubro de carreteras, ¿quién les dijo cuales?, ¿las conocen siquiera?
No obstante el momento crítico en nuestra vapuleada economía, el gobierno federal ha preferido privilegiar los sueldos para más de tres millones de burócratas, rentas, vehículos, seguros, celulares, difusión, propaganda, viáticos y todo lo que sirva para justificar la dilapidación del dinero de los mexicanos.
Así que el pomposo discurso del presupuesto histórico se reduce a palabrerías mientras millones de mexicanos sigan en pobreza y pobreza extrema, mientras haya desempleo y la constante sea la inseguridad pública, el miedo, la pérdida de inversiones y la caída de todos los sectores productivos.
Sin embargo, son realidades que los gobernantes ciegos y sordos se niegan a reconocer en una incomprensible cerrazón que los hace actuar como el alcalde tapatío, quien más que buscar construir un camino hacia el gobierno del Estado, hace todo lo contrario alejándose de la gente y ganando detractores en su intrascendente gobierno de encuestas.
Mientras en Jalisco el presupuesto para movilidad quedó como “Margarito”, hecho piltrafa y arrinconado en su esquina creyendo que iba ganando, Aristóteles tiró la piedra y se fue a Las Vegas.
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