Canibalismo encopetado

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona

El problema del modelo de Macrobús impulsado por el insensato latrocinio de Emilio González, Herbert Taylor y demás cómplices, es que fue ideado como un negocio redituable para sus bolsillos personales y no como parte de una solución integral al problema de movilidad que mantiene colapsada a la ciudad.
El fracaso de esta burda copia del BRT tiene que ver con su deficiente diseño estructural; sus estaciones tan próximas, obesas y ociosas; el pesado armatoste que apenas alberga un centenar de personas; su defectuoso e incompatible sistema de prepago; su escasa contribución al medio ambiente; su falta de estética y adaptación urbana; el nulo impacto en la agilización del transporte privado; la mala coordinación entre las rutas alimentadoras; el detrimento comercial del corredor por donde se implementó y, en general, por tratarse de una solución arcaica y tercermundista.
No obstante la terquedad de Emilio González, el Macrobús no era la molestia; sino la forma, la imposición y la transfiguración de un sistema que quizá haya dado buenos resultados en algunas ciudades, pero también grandes fracasos como en la nuestra, producto de visiones mezquinas y eminentemente lucrativas.
Surge entonces a iniciativa de los alcaldes Héctor Vielma, Miguel Castro y Enrique Alfaro, una propuesta a la que por conveniencia se suma Emilio González y se presenta el SITI (Sistema Integral de Transporte Intermodal), solución en la que se acuerda impulsar como ejes de la movilidad metropolitana al tranvía eléctrico (exitoso en ciudades como Burdeos, Sevilla, Atenas, Budapest, Phoenix o Berlín), tren ligero y BRT, previas adecuaciones técnicas y conceptuales.
Se da un acuerdo inédito donde convergen los consensos por encima de las diferencias partidistas y se avanza hacia la consolidación de un proyecto viable y oportuno.
Pero a la par se magnificó la arrogancia, mediocridad y canibalismo del presidente municipal de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, quien ensimismado en el capricho del protagonismo y el absurdo de la intolerancia, se mostró apático desairando la contundente solución con el pobre argumento de “no me invitaron”; cuando en realidad su oposición obedece al hecho de no haber sido el impulsor del proyecto, evidenciando no sólo envidia y celos políticos, sino enana capacidad y cínica pasividad.
Es inadmisible la postura de Aristóteles, quien instalado en un insano egocentrismo se aleja de las expectativas sociales.
Pobre figurín reducido a la mofa colectiva por ser incapaz de tapar un bache, mucho menos de impulsar un liderazgo boyante, ya que ha actuado cual caníbal traicionado a sus compañeros alcaldes, a su partido y a los jaliscienses en general.
Flaco favor hizo al buscar sumarse al proyecto después de haber sopesado la opinión pública, puesto que circulan versiones entorno a que más que ayudar lo único que hizo fue obstaculizar las gestiones que los impulsores del SITI pretendieron con legisladores federales.
Lástima que su canibalismo encopetado le haya negado a Jalisco opciones reales de movilidad, mientras que, como el perro de las dos tortas, se quedó sin tren ligero y sin su utópico tren volador.

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