Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2010-11-06 • Acentos
El rotundo no al sistema BRT como eje vertebral del plan de movilidad impulsado por el gobierno estatal y una camarilla de empresarios obedece al rechazo generalizado y a la mala planeación y ejecución de un proyecto que fue pensado en función del lucro y los dividendos.
El Macrobús, copia burda, inoperante y fallida aquí de sistemas adoptados en otras latitudes, desde siempre estuvo destinado al fracaso, no obstante los señalamientos que incidieron incluso en la debacle electoral del PAN, partido que desde el gobierno embutió con calzador el negocio particular por encima del interés general.
Hace casi dos décadas, gobiernos proyectistas, visionarios y con altura de miras ya habían resuelto el problema de movilidad integral para el área metropolitana y ofrecieron como respuesta las líneas 1 y 2 del tren ligero, así como los proyectos de continuidad y estudios de viabilidad. Planes truncados por la visión encontrada, enana y deforme de quienes con arrogancia asumieron el poder en medio de desconcierto, incapacidad e improvisación.
Decirle no al Macrobús es decirle sí a los ciudadanos, es escucharlos y buscar los consensos que permitan a la metrópoli y a quienes la habitamos contar con un sistema de movilidad adecuado, moderno y eficiente.
Politizar el tema y lanzar culpas con respecto a la pérdida de los recursos etiquetados es perder el tiempo y encontrar el pretexto perfecto para no hacer nada.
Recién surge desde Zapopan una propuesta firme y contundente que ubica en el tranvía eléctrico una solución que ha demostrado ser adaptable y exitosa en muchas ciudades del mundo, sin menoscabo de su integración con las líneas existentes del tren ligero, sus futuras ampliaciones e incluso con el corredor ya habilitado con el Macrobús, previas modificaciones funcionales y operativas.
La movilidad urbana no necesariamente requiere de altas velocidades, sino de eficiencia en las rutas y el transporte, porque lo que se busca es conectar puntos interurbanos sin dejar de lado los beneficios de la comodidad, imagen urbana, impacto ecológico y la posibilidad de agilizar incluso el tránsito de los vehículos particulares.
No se trata de buscar trenes voladores o rutas exprés en pasos elevados, sino de proyectos viables, aterrizados y sobretodo con sustento técnico, no político y mucho menos con visión de lucro particular.
Así como la sociedad le dijo "NO" al Macrobús, también le dice "NO" a la inseguridad pública, basta ya de crimen y delincuencia, basta de soslayar la realidad y aparentar que "no pasa nada"; lo único a la alza en el Estado han sido los índices de delincuencia organizada y no organizada, los delitos ordinarios, las pugnas entre cárteles y los enfrentamientos entre capos y policías; casos todos donde inocentes han muerto.
El gobierno del Estado es responsable de garantizar la seguridad pública, de lo contrario se vuelve fallido, como de facto lo es, y condena a la sociedad a sobrevivir entre sangre y fuego. Hay dos deseos comunes, uno de seguridad y otro llamado tranvía.
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