Trasplante de cerebro

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-08-02 • Acentos
Una cloaca más ha sido destapada en el accidentado gobierno de Emilio González y en beneficio de la sociedad, que cada día se ocupa y preocupa más por conocer sobre la actuación y desempeño de los funcionarios que teóricamente deberían estar al servicio de los ciudadanos y no a la asistencia de sus intereses.
Existe un caos generalizado en el sector Salud, un ejemplo es el tema de trasplantes de órgano por el claro y cínico manejo irregular de los procesos que en torno al tema han sido dados a conocer por los propios ciudadanos que valientemente se atrevieron a denunciar los inadmisibles hechos ante la pasividad, incluso complacencia, de un gobierno que insiste en ocultar y desestimar los arteros actos de corrupción.
Si el conflicto actual impide que se siga adelante con el programa de trasplantes, estamos hablando de un problema mayúsculo, pues habrá ciudadanos que con urgencia requieran de un trasplante para mejorar sus expectativas de calidad de vida. Entonces no es una problemática ligera o que tenga que ver sólo con procesos administrativos.
La corrupción en los programas de trasplantes de órganos podría alentar la desconfianza de los ciudadanos y restar avance a la cultura de la donación.
El cuestionamiento tiene que ver con presuntas cantidades económicas que solicitaban los encargados del programa de trasplantes para “agilizar” los trámites. Lucrar con el dolor, en pocas palabras.
También el secretario de Salud, Alfonso Gutiérrez Carranza, utilizó su influencia para beneficiar a su hermano con el programa de hemodiálisis del Hospital General de Occidente, por encima de unas 200 personas que esperaban acceder a éste.
Existe una franca violación a la Ley General de Salud, pues es incomprensible cómo el hermano del secretario de Salud haya sido preferido aun sin estar inscrito en la lista de las personas que esperan un trasplante, dejando de lado a ciudadanos “comunes”, que no tienen influencias y cuya única esperanza se circunscribe al “vía crucis” por el que deben transitar antes de contar con la posibilidad real de un trasplante.
Urge un trasplante, pero de cerebro, para los actuales funcionarios encargados del sistema de salud o incluso un trasplante de nuevos servidores públicos que de verdad entiendan la dimensión de la responsabilidad que se les ha encomendado, basta de complacencias, de preferencias, de influyentismos; en Jalisco no debe haber distingos entre las personas, no hay ciudadanos de primero de segundo nivel, ni unos mejores que otros. Lo que sí hay son servidores públicos mejores que otros y los mejores son los que deberían estar a cargo de instituciones como la Secretaria de Salud.
salvador@salvadorcosio.org

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