Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-01-03 • Acentos
La mayoría de los diarios e incluso la televisión y la radio enfocaban sus esfuerzos en preparar resúmenes anuales por tema o sección, quedando extremadamente poco que informar como “noticia”. Se trataba de un pacto no escrito de actores sociales y políticos para tener un mes de diciembre tranquilo y en paz. Pero la realidad nos ha alcanzado.
La grave crisis de seguridad que vivimos ha provocado el surgimiento de las más crueles y horribles formas de asesinatos, sin respeto por nada ni por nadie, mientras la autoridad evade su responsabilidad atribuyendo los hechos a luchas entre grupos delictivos o reacomodos por las capturas y afectaciones que han provocado ellos con su trabajo. Lo cierto es que muy pocos, inclusive dentro de los líderes de opinión afines al gobierno, tienen la osadía de creer ese argumento.
Para muchos, la delincuencia organizada ha cambiado de banda. Con tantos robos, crímenes y todo tipo de delitos a lo largo y ancho del país, la delincuencia, dicen, es difícil que esté organizada, más bien está desorganizada pero generalizada. Donde sí parece haber organización es del lado que debería combatir la inseguridad y delincuencia: desde el gobierno se filtra información estratégica, como quedó demostrado hace apenas unos meses cuando fueron cesados y procesados algunos mandos federales de seguridad, acusados de cobrar fuertes cantidades de dinero a cambio de información privilegiada.
Es desde el gobierno que el Ministerio Público encargado de investigar y presentar acusaciones se confabula con los delincuentes para armar una averiguación previa con errores y omisiones que les permitirán evadir la justicia. Situación que es de esperarse cuando de los resultados en los exámenes practicados a los agentes del Ministerio Público ni 30 por ciento aprueba en lo básico.
Para nadie es un secreto que la corrupción alcanza su más pura y nociva forma en los aspectos que tienen que ver con seguridad pública y delincuencia; que nuestro país forma parte del nada distinguido bloque de naciones más corruptas del mundo, y que junto con la impunidad alientan la crueldad que han mostrado no sólo los sicarios y los narcotraficantes sino también los “delincuentes comunes”.
Está claro que del pleito entre Fox y Calderón por deslindarse del problema están surgiendo datos e información espeluznantes. Calderón afirma que le dejaron un cochinero porque su antecesor pactó con el narco, mientras que Fox le sugiere que se acerque a dialogar con los delincuentes como consejo entre panistas.
Es justo en una elección donde los mexicanos tenemos la invaluable oportunidad de exigir gobernantes capaces y comprometidos que presenten el mejor proyecto de nación en beneficio de la sociedad, es con nuestro voto que podremos recuperar nuestra capacidad de asombro y gradualmente reincorporar la palabra paz a nuestros mensajes y tradiciones decembrinas.
salvador@salvadorcosio.org
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