Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-09-13 • Acentos
No hay peor ciego que el que no quiere ver, el clima de inseguridad que ha cimbrado al estado es la consecuencia de la incapacidad que claramente han exhibido las autoridades.
El gobierno estatal se ha mostrado incompetente, pasivo e incapaz de hacer frente a la legítima exigencia de los jaliscienses por contar con mayores condiciones de seguridad.
No es posible vivir con el temor de que cada vez que alguien sale a la calle por la razón que sea, pueda ser susceptible de ser asaltado, secuestrado o ejecutado.
La zozobra no puede llegar a ser una condición que se acepte y se combata ocultando o disimulando el patrimonio de los ciudadanos que a base de esfuerzo y trabajo honrado han conseguido mejores condiciones en su calidad de vida. Incluso quienes modestamente apenas logran mantener una vida digna se han visto sensiblemente afectados por el crimen organizado.
Quienes tienen la oportunidad de acceder a los medios de comunicación para denunciar y dar seguimiento a casos específicos, sin duda tienen una gran ventaja frente a quienes no cuentan con esa posibilidad, falta entonces buscar equidad y justicia en ese sentido, porque al seno de cualquier familia, la pérdida de algún integrante es irreparable.
A la par de la limpia en las corporaciones policiacas, a la instrumentación con mejor equipo y capacitación, es urgente una amplia revisión del marco legal vigente.
Los legisladores tienen la responsabilidad de impulsar reformas o adiciones a las leyes sustantivas que tienen relación con el tema de la seguridad, quizá sea oportuno cabildear la unificación de un código penal que aplique para todos los estados de la república sin menoscabo del aumento en las penas corporales para los delincuentes.
En Jalisco, más que en otros tiempos se ha dejado sentir una ola indiscriminada de violencia, no sólo en la zona metropolitana sino también en las ciudades medias e intermedias lo que ha generado desconfianza y temor.
Los altos índices delictivos registrados en el estado de seguro han mermado el turismo y la inversión en un momento crucial en que, aunado a factores externos, el crecimiento y desarrollo serán prácticamente nulos.
Da pena que ante la gravedad de las circunstancias, el secretario General de Gobierno Fernando Guzmán sólo atine a decir que “hay algunos puntos rojos” en un afán incomprensible por querer tapar el sol con un dedo y mentir como último recurso ante la imposibilidad de aceptar que la situación se les ha salido de las manos.
salvador@salvadorcosio.org
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