Ciegos, sordos y testarudos

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-09-06 • Acentos
Hace unos días los jaliscienses recibimos con agrado la noticia de la detención del desaforado ex alcalde de Tonalá Jorge Vizcarra, quien es protagonista de una de las muchas historias de corrupción y complicidad y muestra fiel del descrédito imparable de las administraciones panistas.
Vizcarra fue acusado junto con un gran número de cómplices, también funcionarios panistas, de asociación delictuosa, tráfico de influencias y homicidio calificado en contra de su compadre, el encargado municipal de Mejoramiento Urbano.
Corren versiones en el sentido que la Administración estatal tuvo un golpe de suerte que no esperaba, porque jamás dio seguimiento a la orden de aprehensión girada, nunca la ejecutó, una parte por negligencia y otra por la complicidad e intereses inconfesables de los propios grupos panistas.
Hay quienes afirman que inclusive fue el propio Vizcarra quien se entregó porque tiene muchas aclaraciones que ofrecer a la sociedad que inmiscuyen a otros funcionarios y actores políticos, también panistas, lo que seguramente le permitirá negociar las condiciones y términos de su encierro.
No hay que olvidar que en Tonalá se vendieron las plazas de funcionarios en una estrategia orquestada para sobornar y extorsionar a proveedores y comerciantes; que bajo el amparo del ahora ex presidente, una mafia bien organizada traficaba con máquinas tragamonedas. No hay que olvidarlo, para no tropezar de nuevo.
Tan peligroso y cruel como el anterior, resulta el tema de los contaminantes en el municipio de El Salto que con burda terquedad el secretario de Salud estatal ha negado su existencia.
Presionado por la opinión pública y por los resultados de la Comisión de Arbitraje Médico, que dictaminó la intoxicación con metales pesados como la causa de la muerte el niño Miguel Ángel López Rocha, la dependencia ofreció el levantamiento de pruebas periciales y análisis de laboratorio y después de un largo periodo en el que negligentemente dilataron el conocimiento de los resultados, ahora salen con que hubo estudios tan sólo en once niños.
Minimiza el secretario de Salud, en un acto por demás irresponsable, la toxicidad de las zonas aledañas al río Santiago, en pocas palabras el supuesto estudio concluye que sí hay contaminación, “pero es poquita”.
No se puede decir que alguien “está poquito muerto”, como el director de Mejoramiento Urbano de Tonalá; o es “poquito culpable”, como Vizcarrra; simplemente se está en esa circunstancia y punto.
Ya hubo un muerto, quejas constantes de los habitantes aledaños al río por los fétidos olores e incluso afectaciones a la salud que la autoridad no ha atendido o se niega a reconocer. ¿Así o un “poquito” más ciegos?
salvador@salvadorcosio.org

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