Sucesión prematura

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-01-26 • Acentos
Vicente Fox anticipó el proceso de sucesión presidencial al llegar apenas al tercer año de gobierno, lo que le restó autoridad y fortaleza en sus decisiones al complicársele así los acuerdos y negociaciones con las fuerzas políticas del país, llegando al grado de tolerar las insulsas aspiraciones de su voraz y perversa esposa, en medio del gris y sombrío panorama que dejó su administración.
Lo más lógico y conveniente ha sido que el Presidente asuma a cabalidad la conducción y manejo del gobierno al menos hasta el quinto año de gobierno que es cuando, si resulta eficiente, se estarían consolidando los resultados de sus acciones. En ese sentido, no dejan de sorprender todavía las erráticas y apresuradas desiciones de Felipe Calderón al perfilar, apenas en el primer año del sexenio, a sus posibles sucesores de extracción panista, así lo indica el reacomodo de su Secretario de la Función Pública en la Presidencia del Comité Nacional de su partido, Germán Martínez Cázares, el ascenso a la Secretaría de Desarrollo Social de Ernesto Cordero y más recientemente la incorporación de Juan Camilo Mouriño a la Secretaría de Gobernación. Todos tutelados, protegidos y formados por Calderón y de los que espera reciprocidad, lealtad y obediencia a toda prueba.
Ante las enconadas diferencias con su partido, el Presidente se dio a la tarea de impulsar a Martínez Cázares en la dirigencia quien además de propiciarle las mejores condiciones para su conveniente futuro manejo electoral, le servirá sin duda como una opción para la candidatura presidencial.
Aún con la incertidumbre del motivo del cambio en la Secretaría de Desarrollo Social, lo que se aprecia al haber designado a Ernesto Cordero es la intención de promoverle política y electoralmente de cara a la elección presidencial mediante la manipulación de programas asistenciales de los que esperan atraer enormes simpatías en su beneficio.
Con la remoción de Francisco Ramírez Acuña, Calderón dio claras muestras de sus verdaderas intenciones porque el propio ex secretario se encargó de señalar en su discurso de despedida que su salida no se debió a malos resultados, lo que hace suponer que para Calderón estaban saldadas ya tanto la cuenta de su destape como el haberle cubierto con acciones contundentes su ilegitimidad y falta de calidad moral para gobernar al país, sin embargo la apreciación general es que optó por removerlo antes que se convirtiera en un fuerte contendiente por la candidatura presidencial y dado su carácter e independencia en su momento no pudiera manipularle como si lo hará seguramente con su sustituto, en otras palabras Calderón eligió a su hijo político en lugar de su hermano mayor aún a costa del incierto papel que pueda hacer Juan Camilo Mouriño en su autogestionado cargo y las repercusiones para su administración a quien por cierto las mafias parecen mandarle, con lo de Tijuana, un saludo de bienvenida.
Con los recientes cambios Calderón demostró que ha preferido enfocarse a preparar su sucesión antes que asegurarse de cumplir con sus compromisos y promesas porque seguramente le preocupa demasiado que en el escenario nacional otras fuerzas políticas, sin ser el tiempo todavía, tengan cuadros que llevan suficiente ventaja a los de su partido en todos los sentidos.
En el PRD, partido inquieto e impredecible, tiene todavía en sus filas a López Obrador que a pesar de enfrentar la animadversión de los medios de comunicación y de los grupos radicales de izquierda, ha demostrado un sostenido poder de convocatoria que en este momento no tiene ninguna otra figura pública o Marcelo Ebrard que al frente de la más amplia ventanilla de promoción que es el Distrito Federal ha demostrado creatividad e imaginación para gobernar.
En el PRI aunque no vive sus mejores tiempos por naturaleza posee una fuerza real, como dice el refrán “tiene más el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece” de ahí que también aporte personajes como Beatriz Paredes, su lidereza con amplia experiencia en todos los niveles de gobierno y la administración pública quien posee un perfil único con méritos suficientes para acceder a la primera magistratura, con sólido carácter y formación ideológica reconocida por propios y extraños o Peña Nieto, gobernador del Estado de México con carisma y una permanente presencia en los medios, heredero de dinastías políticas y favorito de poderosos grupos empresariales pudiera también dar la sorpresa en la próxima contienda presidencial; o prospectos como Moreira, de Coahuila, a quien visitaron una pléyade interesante de liderazgos para su boda; o los soñadores gobernadores de Durango y Nayarit, sin dejar de advertir el esfuerzo por colocarse que hace Manlio Beltrones.
El culpable de la sucesión prematura es el propio Calderón que con su gobierno anodino del que nada se puede esperar en positivo, pide esquina en el primer round y por la lentitud y dificultades con que avanza su administración pareciera que en lugar de equipo de trabajo tiene un pesado y estorboso equipaje personal que cargar.
salvador@salvadorcosio.org

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