De amor y de sombras

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-01-19 • Acentos
Algo muy grave debió suceder y pesar muy hondo en su ánimo para que Felipe Calderón tomara la decisión de remover tan abruptamente a Francisco Ramírez Acuña de la Secretaría de Gobernación y pasarlo del altar a la tumba, o del amor a las sombras.
A pesar de lo expresado a manera de despedida y reclamo por el defenestrado ex secretario de Gobernación, asegurando haber realizado un trabajo adecuado y pleno de dedicación con importantes logros a favor del Presidente y de la nación, esto no coincide con la óptica de Calderón, pues la forma en que lo fulminó tan vergonzosamente, hace presumir que lo consideró reprobado.
Se especula, como argumentos básicos de la abrupta salida, su responsabilidad al no lograrse la elección de los integrantes y el presidente del Instituto Federal Electoral y el no prever los ataques del Ejército Popular Revolucionario que con incendios a ductos de Pemex en varios estados, pusieron por momentos en riesgo la estabilidad al país. Se dice que al ser el encargado de la seguridad nacional y tener a su mando las labores de inteligencia desestimó información valiosa para evitarlos pero también se señala que el Centro de Investigaciones para la Seguridad Nacional (CISEN), como muchas dependencias del Ejecutivo no le reportaban información y documentos que en cambio sí le hacían llegar directa e inmediatamente a Mouriño.
La Oficina de la Presidencia se inventó y tomó relevancia en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari cuando desde su inicio colocó al franco español Joseph Marie Córdoba Montoya, quien ejerció un estricto control sobre las acciones de gobierno. Su cercanía con el Presidente y habilidad para negociar le otorgaron un poder desmedido que Salinas toleraba, respetaba y admiraba.
Zedillo y Fox optaron por desaparecerla pero Calderón la revivió y como Salinas, nombró también a un extranjero y amigo cercanísimo dándole las más amplias facultades.
Juan Camilo Mouriño, su principal asesor, nacido en Madrid e hijo de empresarios españoles, titulares de fuertes y jugosos contratos del gobierno en materia energética y de comunicaciones asume en Gobernación supliendo a Ramírez Acuña en medio de fuertes señalamientos de haberle entorpecido sus tareas provocando así la salida del ex gobernador jalisciense en aras de su propio ascenso y con serias dudas acerca de su legitimidad, perfil y experiencia necesarias para ocupar y desempeñar el importantísimo cargo. Nunca en la historia del país, ni siquiera en los tiempos del todopoderoso presidencialismo, donde se facilitaba imponer a compadres y allegados, se dieron nombramientos de este nivel a políticos que no tuvieran la suficiente experiencia en la administración pública, capacidad probada y un fuerte compromiso social.
Se ha dicho que el ex secretario recibió el ofrecimiento para ocupar la Embajada de nuestro país en Chile, sin demeritar la importancia de la representación diplomática, el haberla aceptado no hubiera sido congruente con la dignidad de cualquier político que ante todo debe respetarse a sí mismo y no admitir migajas o prestarse a manoseos político partidistas, porque la honrosa actividad política puede desarrollarse dentro de la esfera pública pero también en el ámbito social cuando para ello existe convicción y vocación.
Por otra parte, también la renuncia de la secretaria de Desarrollo Social por si sola representa una gran fractura al interior del gabinete por ser el canal del gobierno con mayor cercanía a la ciudadanía aunque también es un vitrina invaluable para quien, desempeñando el cargo, tiene aspiraciones superiores motivo por el cual no deja de crear suspicacias acerca de graves conflictos hacia el interior de la estructura presidencial, pues se coloca ahí a quien a la vista carece también de la formación y la experiencia necesarias, su intimo amigo Ernesto Cordero.
Al paso del tiempo podremos enterarnos de las verdaderas razones de Calderón, de la repercusión de sus decisiones en el país y de la eficiencia de sus nuevos secretarios. A la vista, todo parece indicar que Calderón inicio el reacomodo en su gabinete sólo para colocar sus fichas más cercanas en los lugares más propicios rumbo a la sucesión de 2012, acelerando y calentando innecesariamente las cosas, quizá pensando que sus esbirros ahora promovidos deberán contar con más tiempo para crecer y poder hacerle frente a quienes ya se ven desde ahora marchando con firmeza en sus respectivos partidos rumbo a la obtención de la candidatura presidencial próxima, como se dice son ya identificables desde ahora, López Obrador y Ebrard en el PRD y Peña Nieto, Beltrones, Beatriz Paredes y Moreira en el PRI.
Lo natural es que las especulaciones inicien después del tercer año de gobierno y la carrera se inicie no antes del cuarto informe, pero con este desboque que el propio Calderón provoca, se empieza ya a desdorar y a labrar con firmeza el paulatino desmoronamiento y la óptica social del fracaso gubernamental que provoca que se piense desde ahora en la sucesión y en que pronto culmine ya la presencia fétida del gobierno inepto y espurio.
salvador@salvadorcosio.org

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