Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-01-17 • Acentos
El pulpo camionero amagó de nuevo y el gobernador Emilio González Márquez, a su más puro estilo, decidió entregar otra vez recursos públicos a particulares sin razonar su decisión, ni respaldarla en la ley o estudios técnicos.
El tema de movilidad en la zona metropolitana de Guadalajara ha sido, en los últimos años, una de las deficiencias más sentidas por los ciudadanos y menos atendida por los gobiernos panistas.
El transporte público es una obligación del estado que ante la imposibilidad de hacerlo por sus propios medios, ha concesionado el servicio a particulares, quienes han atentado una y otra vez contra el vulnerable bolsillo de los jaliscienses.
Los empresarios del transporte público que tanto se quejan del alza de insumos, sólo buscan el momento para dar una estocada más a los jaliscienses con sus mezquinas acciones, cuando el que menos gana por unidad, recibe mensualmente cien mil pesos.
Desde siempre se han comprometido de dientes para fuera en mejorar el servicio, en optimizar las rutas, en privilegiar la seguridad del usuario, etcétera, cuando la realidad los ha dejado una y mil veces más en evidencia, ejemplos sobran: basta preguntar a los estudiantes y a las personas de la tercera edad el trato que reciben cuando pagan con transvales.
A la fecha hay carcachas circulando las rutas, choferes que antes de subir o dejar pasaje ya están cerrando las puertas para poder ganarle al otro, provocando accidentes.
En 2008 murieron 60 personas a consecuencia del transporte público, casi 75 por ciento más que en 2007 y aún así este gobierno, ciego y sordo, tolera sus amagos y desplantes.
Si el gobierno del estado no es capaz de controlar y poner en orden a quienes les ha dado la concesión, entonces está faltando a su obligación y evidenciando incapacidad.
La pretensión de los empresarios del transporte de aumentar el costo del servicio no tiene sustento técnico, y la decisión de Emilio González de subsidiar a los concesionarios tampoco soluciona el fondo del problema, porque se trata de una decisión amañada, populista y electorera. ¿Qué pasará después de haber concluido el proceso electoral?
Emilio González continúa con su vocación de dar carretadas de dinero para propósitos de lucimiento personal o electoral. Pierde Jalisco porque se desvían recursos del erario que podrían atender necesidades básicas, pierde el gobierno porque se muestra una vez más incompetente. Gana el pulpo camionero, la gente del dinero, ganan otra vez los que más tienen.
El transporte público es el negocio del sexenio. En este gobierno panista, los mismos que hace días apostaron sus camiones en el centro de la ciudad y provocaron paros parciales en todas las rutas para presionar el aumento, son los mismos concesionarios del Macrobús, obra que le ha costado a los ciudadanos millones de pesos en infraestructura, no a los empresarios, quienes sólo obtienen ganancias a costa de todos. Es entonces el “pulpo camionero” en su máxima expresión, recargado ahora con un subsidio oscuro y electorero.
salvador@salvadorcosio.org
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