Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-11-22 • Acentos
Hace mucho que los jaliscienses nos dimos cuenta de que Emilio González y en general su equipo de secretarios no han entendido su función como servidores públicos. Jalisco no es hoy ni la sombra de lo que fue ayer.
Los indicadores no mienten. Antes con menos recursos pero con mejor imaginación se iniciaban y concretaban con eficiencia proyectos que en verdad significaban avance, crecimiento, desarrollo, calidad de vida. Hoy a pesar de las aparentes bonanzas los recursos se dilapidan, se entregan a los amigos, se derrochan, sin vergüenza y al margen de lo que la gente diga, piense o sienta, porque también sabemos por sus propias bocas que simple y llanamente les vale.
Pero cómo no va a distinguirse el desorden, el desaseo, la incongruencia y la falta de resultados al exterior si al interior existe un evidente disenso que cada día se agudiza.
No en balde los adelantados tiempos electorales provocan revolcadas acciones en busca de afianzar un proyecto personal o de grupo que, cuando nacen en el seno de un gobierno en funciones, provocan en buena medida fricciones irremediables que trascienden a la esfera del gobernado.
La secretaria de Medio Ambiente, Martha Ruth del Toro, tiene un evidente conflicto con Emilio González no reciente, pero sí acentuado ahora por diversas circunstancias. Y es que ha insistido con indefendibles argumentos en propuestas tan descabelladas incluso para retirar de la circulación los vehículos anteriores a 1993, como si la economía de los jaliscienses diera para adquirir autos nuevos. O mejor aún, como si las oportunidades de empleo que han generado los gobiernos panistas permitieran a la sociedad no sólo vivir cómodamente, sino adquirir vehículos de modelos que no generen altos índices de contaminación.
Implementar planes de reducción de contaminantes es el trabajo y responsabilidad de la Semades , pero no tiene ningún derecho para vulnerar la de por sí vapuleada economía de las familias jaliscienses.
El proyecto de clasificación y separación de residuos es en el fondo una tarea interesante que puede trascender en beneficio de los ciudadanos, sin embargo no ha habido claridad ni coordinación en el proyecto.
Tan desordenado el gobierno del estado, como la propia Semades, que ahora enfila su atención en un grave conflicto económico, político y social en Puerto Vallarta relacionado con un capricho personal de Del Toro para clausurar con urgencia el vertedero municipal e iniciar otro en otro sitio carente no sólo de sustento técnico y legal, sino de transparencia y pulcritud en su adquisición, operación y desempeño.
Pareciera que Del Toro hace lo posible por hacerse notar aun a costa de un inminente desacuerdo con Emilio González, quien en varias ocasiones ha tenido que salir a los medios para desmentirla. El mensaje es claro: no hay acuerdo ni comunicación, no han coincidido en los temas de la agenda ambiental y el desorden, y la ausencia de un liderazgo claro del gobernador provocan que Del Toro haya ido más allá sin consultar a quien por lo menos en los organigramas es su superior jerárquico.
salvador@salvadorcosio.org
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