Problemas de inteligencia

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2007-09-15 • Acentos
Una vez más se ha puesto contra la pared al actual gobierno federal y a los mexicanos en general en peligro inminente con los atentados perpetrados contra instalaciones de Petróleos Mexicanos, ahora en tramos principalmente del estado de Veracruz.
Esta es la segunda ocasión que también un grupo armado clandestino reconoce la autoría de los hechos contra Pemex y que sumados a anteriores desmanes a otro tipo de instituciones y negocios particulares, acumulan una larga lista de delitos impunes.
Al calor de los diferentes temas, como los procesos de reformas que han robado la atención de medios de comunicación, actores políticos y ciudadanos en general, los ataques premeditados como lo reconoce el gobierno federal, han aparecido como intrascendentes, sin embargo, no son de ninguna manera un asunto menor para la seguridad y la economía del país.
Habrá de recordarse que apenas comenzó el sexenio, es decir en este mismo año, se dieron varios siniestros contra la paraestatal en diversas entidades del país, mismos que en principio fueron negados por las autoridades y luego admitidos con reservas, hasta que, acorralados por la opinión pública, aceptaron su desconcierto e impotencia por las acciones del autollamado Ejército Popular Revolucionario.
En su momento, se reconoció la incapacidad del gobierno para prever los acontecimientos, no obstante contar con diferentes sistemas de inteligencia y tener amplios antecedentes del grupo armado que se atribuye los hechos, en virtud de los actos vandálicos que han protagonizado al menos en los últimos diez años que han sido documentados por las propias autoridades.
Ante el acoso social, el Ejecutivo calmó los ánimos ofreciendo acabar con los delincuentes y mejorar sus sistemas preventivos, de hecho se reasignó la presencia de los militares para abarcar las áreas atacadas en una maniobra más de carácter e impacto mediático que estratégico, pues, a juzgar por los resultados, tan nos dimos cuenta todos los mexicanos que los rebeldes tomaron acciones en entidades distantes a las originales, aprovechando el descuido en su seguridad.
La realidad es de sobra conocida, no hace falta mucha tecnología, habilidad o rudeza para afectar las importantes instalaciones energéticas del país, su propia obsolescencia los hace por sí solos representar un peligro para la institución y para los habitantes cercanos a ellas y si adicionalmente consideramos la poca infraestructura de control y diagnóstico, resultaría necesario custodiar prácticamente la totalidad del tendido de distribución del hidrocarburo que abarca todo el país.
Un problema adicional es que no han sido atendidos los reclamos de los grupos sociales a los que dice representar el grupo armado, es decir, cabe la posibilidad que sus demandas inmediatas no sean atendibles, sin embargo, tampoco se enfocan las acciones para tratar de hacer más equitativo el accionar del gobierno, garantizando la libertad y la justicia.
Definitivamente, México no vive ahora su mejor etapa, por un lado las agitadas aguas políticas continúan en movimiento y parecen no tener espacio para la calma y la tranquilidad, hemos transitado entre problemas de diálogo y concertación en temas diferentes que terminan por entrelazarse por su tardada indefinición, y poco a poco estamos cayendo en una dependencia grave del entrampado aspecto político, descuidando lo productivo, social y económico.
Queda claro que no le es fácil al Ejecutivo resolver los problemas más urgentes de nuestra patria, los grupos rebeldes ven en la impunidad de sus actos un aliciente para continuar con sus acciones de desestabilización que efectivamente presionan y desorientan.
La incertidumbre e inseguridad que generan este tipo de acciones no tardarán mucho en provocar afectaciones más fuertes aun de lo que ya han sido las recientes, que en principio afectaron a cientos de empresas dependientes del gas natural para su funcionamiento, como también lo fueron las miles de familias que durante varios días no tuvieron gas en sus domicilios, lo que en términos monetarios representó miles de millones de pesos.
El Ejecutivo federal no ha dado muestras de estar capacitado para enfrentar la problemática natural y diversa de un país como el nuestro, le han apostado a postergar su atención esperando que con ello se atenúe y facilite su solución, cuando la realidad es que se han acumulado como una enorme bola de nieve que amenaza seriamente la estabilidad de la nación.
Los mexicanos no podemos seguir confiando en un gobierno que ha ofrecido mucho y no ha cumplido ni en lo mínimo. Como creerle que es capaz de llevar al país a mejores condiciones de seguridad y certeza, cuando no tiene siquiera la coordinación entre sus fuerzas públicas para afrontar un problema con grupos armados minoritarios, clandestinos sí, pero plenamente identificados, analizados y conocidos. El problema de México está en la inteligencia, pero no de los grupos rebeldes, sino en la ausencia de ella en nuestros gobernantes.
salvador@salvadorcosio.org

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