Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-07-19 • Acentos
En su campaña presidencial, Felipe Calderón prometió cientos de veces que sería recordado como el sexenio del empleo, que erradicaría el lastre permanente en México que significa el desempleo y que oficialmente se oculta en cifras patéticas que nada tienen que ver con sus reales dimensiones.
Basta recordar que no más de 30 por ciento de todos los mexicanos componen la población activa, productiva, remunerada que con gran responsabilidad atienden el gasto del otro 70 por ciento que sin desconocer que entre ellos se encuentran menores y la gente de la tercera edad., las estadísticas también señalan un gran bloque de una generación que en promedio ronda los treinta años lo que hace fácil suponer que hay millones de mexicanos física y mentalmente capaces para laborar y que por distintas razones no lo hacen.
Las cifras oficiales del desempleo en el pasado sexenio alcanzaron niveles nunca antes reportados, derivado del enfermizo objetivo de Vicente Fox por controlarlas y que dieran al país una imagen internacional de falsa bonanza.
Así como el ejecutivo ecidió hacer mutis con la promesa del empleo, también lo hace ahora con la violencia que ha desbordado peligrosamente en algunas regiones la capacidad del estado para mantener el imperio de la ley. En el noroeste de México la delincuencia organizada no se detiene ante al amago del gobierno federal que ha inundado con efectivos policiales y del ejercito ciudades como Culiacán y Mazatlán.
Sin duda Felipe Calderón debe buscar alternativas para dar solución a la galopante inseguridad que por una parte deteriora la calidad de vida de la sociedad y por otra inhibe fuertemente la inversión necesaria para el equilibrio económico de México.
Además resulta prioritario encontrar la mejor salida a los graves señalamientos de espionaje que sean producto del afán protagónico de los líderes de las fracciones o no, deben descartarse como práctica usual especialmente en temas políticos.
El papel que desempeñe la Secretaría de Gobernación en el tratamiento de estos serios problemas es fundamental por lo que debería pensarse ya en la sustitución de su titular porque su permanencia en el cargo representa un obstáculo evidente para alcanzar los acuerdos.
Más urgente aún es que el gobierno muestre síntomas de vida, que reaccione ante la evidente molestia ciudadana y de los líderes y grupos organizados de opinión, no basta con intentar tapar el sol con un dedo o con ignorar los problemas dejándolos alcanzar niveles inmanejables. Si la solución esta en reestructurar el sistema legal del país y para ello es necesario alcanzar acuerdos con otras fuerzas políticas en el Congreso de la Unión , la responsabilidad sigue estando en manos de Calderón y su descalificado equipo.
salvador@salvadorcosio.org
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