Ni cómo ayudarlos

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona

Es realmente patético que el gobierno ni siquiera tenga la capacidad para controlar su propia información, mucho menos para acordar los posicionamientos frente a los cruentos y funestos hechos que sistemáticamente ocurren a diario y en todas partes del país.
Hace un par de días el gobierno federal aceptó con todas sus letras que hay terrorismo en el país, y ayer el inquilino de Bucareli, este señor ¿cómo se llama? bueno, de apellido Blake, negó el hecho al más puro estilo de Fernando Guzmán en Jalisco.
Dicen que la negación es el primer síntoma de los que no reconocen que tienen un problema, y así, ni cómo ayudarlos. Es el colmo que Felipe Calderón siga insistiendo por todos los medios que ante la crisis de inseguridad, terrorismo y estado de sitio que su gobierno han provocado, el apoyo y respaldo de la sociedad, cuando lo único que ha conseguido es infundir miedo y temor entre los mexicanos.
Durante la semana conocimos una estadística que por primera vez en muchos años posiciona al país por debajo de las 20 naciones más atractivas para invertir, con lo que dejaremos de generar miles de empleos y de oportunidades de negocio por concepto de inversión extranjera.
Es lamentable también que algunas empresas turísticas manejadoras de excursiones en cruceros hayan decidido no incluir en sus itinerarios a puertos y destinos de playa mexicanos.
De igual manera, las recomendaciones emitidas sobre todo por los consulados estadunidenses, donde alertan a sus connacionales de la situación de inseguridad en el país, son un golpe contra los ingresos vía turismo y contra la economía de millones de mexicanos que directa e indirectamente viven del sector.
¡Que bueno que Felipe Calderón es el presidente del empleo, sino imaginen cómo estaríamos! De repente parece que estos políticos, cuya capacidad para gobernar es directamente proporcional al número de neuronas que les quedan en sus cerebros, viven en países distintos al nuestro o escuchan otro tipo de noticias y leen otros periódicos, porque mientras para unos “no pasa nada”, para otros “vamos ganando la guerra contra la delincuencia y el crimen organizado”.
Ahora resulta, y así nos quieren hacer creer, que todos los muertos y ejecutados tienen relación con criminales y delincuentes y que la creciente inseguridad es una “lucha entre ellos”, los capos, donde el grueso de la sociedad no corre ningún riesgo ni tiene nada que ver.
Basta de mentiras y simulaciones, lo que hoy vivimos es el resultado de la aplicación de políticas públicas fallidas y de la ausencia del más mínimo sentido común de gobiernos y gobernantes que con su incapacidad han propiciado el descrédito y confusión internacional hacia nuestro país; el incremento de la inseguridad; la ausencia de valores éticos y humanos; la desintegración familiar y, en general, el deterioro y descomposición social.
El problema existe, es innegable y hay que reconocerlo; dejen de buscar culpables y recurrir al pasado para justificar el presente. ¿Querían gobernar? pues cumplan su trabajo.

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