Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2011-01-08 • Acentos
Con plagios, desaparecidos, ejecutados, persecuciones, granadazos y más lo que se acumule en estos días, iniciamos 2011 bajo la misma visión absurda y aberrante de incompetentes autoridades que siguen como nenes chimuelos solapando la corrupción e impunidad que ellos mismos alimentan, provocando violencia e inseguridad.
Más de 20 ejecutados en Jalisco y por lo menos 1 acribillado cada 50 minutos en el resto del país es el saldo rojo de la primer semana del año, realidad que contrasta con las pírricas declaraciones Felipe Calderón quien seguramente dopado con algún medicamento caduco de Lomedic, nomás atina a seguir diciendo que “todo está bien” y que “la culpa de la mala imagen del país es de algunos comunicadores”, falta que salga con la “foxada” de pedir que no leamos periódicos, ni escuchemos noticias.
Aquí si no te mata un criminal, un delincuente, un fuego cruzado o “una confusión”, te mata la impunidad y la falta de una legislación adecuada, moderna, congruente, que sea garante del estado de derecho y no letra muerta como de facto lo es en muchos casos donde ni se cumple, ni se hace cumplir.
Esta el tema de Marisela Escobedo, quien perdió a su hija víctima de un delincuente confeso a quien la impunidad dejó en libertad. Después ella es asesinada arteramente en su fallido intento por buscar justicia y luego su ex cuñado también. ¿Y los culpables?, ¡impunes!, ¡en Marisela se reflejan cientos de miles de casos iguales que no conocemos!
De que sirven los espectaculares anuncios de sanciones a ex funcionarios por no haber solventado sus cuentas públicas si al final no pasa nada y será como en otras, el acuerdo “en lo cortito” y “el arreglo político” la salida del asunto. ¿Qué fácil no?, ¿y la justicia?; bueno fuera verlos en la cárcel y no caminando impunemente por la calle.
El gobierno debe reconocer sus errores y la sociedad organizada impulsar un movimiento real y efectivo, no para los reflectores o discursos porque de esos ya hay muchos. Falta un organismo vigilante y sancionador conformado por asociaciones y agrupaciones civiles, no como las ridículas “contralorías o secretarías de la función pública” integradas muchas veces por representantes que se venden al mejor postor.
No podemos seguir a la deriva mientras el miedo, la inseguridad y la impunidad le sigan gritando a las leyes, ¡muérdeme chimuelo!
Es necesario que la ley se aplique con todo su alcance y rigor para dejar de propiciar la impunidad y corrupción que nos mantienen en el desorden y desgobierno, la ley no es objeto de trueque ni se debe usar para “asustar con el petate del muerto”, simplemente se debe cumplir y sancionar a quien no lo haga para evitar que quien la violente parezca azuzar a un perro sabiéndolo chimuelo.
Mientras la impunidad siga siendo el principal flagelo, México seguirá hundido en la desesperanza, la incertidumbre y el subdesarrollo.
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