Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-08-23 • Acentos
Da vergüenza reconocer que la creciente inseguridad pública desatada en el país haya logrado lo que el oficio político no, reunir a la plana mayor de gobernantes.
Se respira un ambiente de zozobra, de impotencia, de irritación, de miedo. La sociedad, sin distingos de posición o de afinidad partidista reclama un legítimo derecho: seguridad.
La autoridad en turno ha sido ampliamente rebasada por la delincuencia y el crimen organizado. Desde el interior de las corporaciones que debieran estar al servicio de nuestra seguridad se han orquestado innumerables crímenes, muchos de ellos impunes aún. Entonces ¿cómo confiar en la autoridad?, si es en el seno de sus instancias encargadas de combatir la inseguridad donde nace, crece y se multiplica bajo la complacencia o el desdén en ocasiones de los mismos mandos.
Día a día los medios dan cuenta de los saldos rojos que ha arrojado la jornada y lamentablemente pareciera que nos estamos acostumbrando a ello, cuando por el contrario deberíamos alzarnos con voz fuerte y exigir como ya lo hizo un conocido empresario, la respuesta oportuna de los gobiernos o su renuncia si la incompetencia o incapacidad no les permite, como no lo ha hecho hasta ahora, que sean capaces de enfrentar la inseguridad con resultados positivos.
En vista de que la autoridad competente ha sido todo menos eso, es tiempo de que la sociedad organizada les señale, exija y demande resultados sin excusas.
No tiene ninguna gracia que los más altos funcionarios se hayan congregado en una “cumbre” bajo un altísimo dispositivo de seguridad para escucharse unos a otros lo que ya sabemos, que la inseguridad pública ha ganado terreno y amenaza con invadir severamente la totalidad de la geografía nacional, que los gobiernos han sido rebasados y que el panorama es sumamente delicado.
En Jalisco y principalmente en la zona metropolitana de Guadalajara ya preocupan los índices de inseguridad, la provincia amable y tranquila que caracterizaba a las ciudades medias e intermedias ha quedado en un añejo recuerdo y la autoridad aquí, ciega y disimulada como es en estos temas, minimiza los hechos y prefiere marcar agenda con temas de escándalo que también violentan y enrarecen las relaciones institucionales en detrimento de la coordinación que habría de existir para enfrentar lo que venga.
Jalisco no debe estar a la par de otras entidades donde la delincuencia ha sembrado el terror en cada calle, lamentablemente el gobierno estatal y los municipales poco hacen para que eso no suceda, timoratos y omisos se erigen como cómplices por incapaces e ineficientes.
salvador@salvadorcosio.org
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