Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-08-16 • Acentos
Resulta irónico que en torno a las actividades de los Juegos Olímpicos que se llevan a cabo en Pekin; México apenas figure en los últimos lugares de los países participantes en esa justa deportiva, mientras que en temas como el secuestro, la inseguridad pública y en general la impunidad, deshonrosamente nuestro país ocupe las primeras posiciones.
Hoy más que nunca se ha dejado sentir con extrema severidad a lo largo y ancho de la nación una crisis de inseguridad, de impunidad, de corrupción, de falta de coordinación institucional, de desacierto en las políticas públicas, de imposibilidad de los tres niveles de gobierno para hacer frente a tan lacerante cáncer que amenaza con crecer de manera desproporcionada.
La impunidad sigue siendo el pan de todos los días, la incoherencia en las decisiones de los titulares de la Administración pública ha mermado significativamente a la sociedad y frenado de manera intempestiva el crecimiento y desarrollo del Estado.
La impunidad está presente en los actos de gobierno. La problemática, por ejemplo, en la proyección y ejecución de las obras públicas como el caso del colapso del colector en el túnel de Las Rosas y López Mateos demuestra que hay incapacidad más allá del aspecto técnico.
La impunidad no para. Después de la conmoción social que causó la muerte de un menor acaecido en razón de haber contraído una severa infección después de caer en las aguas de la cuenca de Ahogado, la Secretaría de Salud del gobierno del estado, informó que realizaría un estudio entre los vecinos de la cuenca para determinar los grados de afectación, pero de ahí en más no se supo mucho.
Las macrolimosnas y las millonarias aportaciones a producciones privadas de televisión y a la organización y promoción de diversos eventos, han sido monumentos a la impunidad.
Recientemente se ha destapado otro caso de flagrante impunidad al dar a conocer una aportación a fondo perdido del orden de 230 millones de pesos por parte de Emilio González a la iniciativa privada.
La impunidad es signo distintivo de este gobierno y del cambio prometido, es quizá la forma más cínica del pago de facturas por favores recibidos. Corrupción e impunidad, complicidad y complacencia. Autoridades ciegas y sordas, funcionarios omisos e irresponsables; prácticas todas diametralmente opuestas a lo que la ciudadanía espera de sus gobernantes. Impunidad pues, como la expresión más cercana al ejercicio gubernamental en Jalisco.
salvador@salvadorcosio.org
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