La salud, negocio de políticos

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-10-03 • Acentos
Tuvieron que suceder funestos y lamentables acontecimientos como la muerte del menor Miguel Ángel López Rocha, o las víctimas a consecuencia de la influenza humana tipo A-H1N1, o el deceso de una joven a causa de dengue hemorrágico, así como cientos o quizá miles de infectados por estas últimas enfermedades de las cuales nunca hemos sabido las verdaderas estadísticas, o extraños cuadros de padecimientos como lepra o rabia que parecían haberse erradicado, para que el gobernador del estado le pidiera la renuncia de Alfonso Gutiérrez Carranza al frente de la Secretaría de Salud.
Polémico y repudiado por el propio sector salud, Gutiérrez Carranza nunca fue el perfil adecuado para encabezar una de las carteras más importantes del gobierno estatal. Para su infortunio, su gestión será recordada por los conflictos que generó al interior de su propio equipo de trabajo, sobretodo en el área de comunicación social y por la serie de atropellos e irregularidades que redundaron en una crisis de salud que hoy aqueja a miles de jaliscienses.
Ocultar cifras de influenza y dengue provocó la desconfianza de la sociedad frente a una autoridad arbitraria, incompetente, irresponsable y manipuladora que prefirió disimular los problemas que enfrentarlos, evidenciando profunda incompetencia e incurriendo tal vez en hechos constitutivos de responsabilidad que deberán ser investigados y sancionados hasta sus últimas consecuencias.
Nunca fueron las acciones de la Secretaria de Salud suficientes para responder a la contingencia sanitaria de influenza humana y epidemia de dengue, lo que obligó al ex secretario a ocultarse de los reflectores y mandar al frente a la directora de salud ante su propia incapacidad para dar la cara y afrontar con arrestos la problemática que desde siempre estuvo fuera de control.
Qué podía esperarse de quien en su encargo como responsable de la salud pública prefiere incluir en su dieta comida chatarra, fritangas, papas fritas y refrescos.
Lejos de la apariencia física, no fue la imagen de Gutiérrez Carranza el ideal de la salud, mucho menos sus erráticas acciones, sus equivocados planteamientos y su clara desaprobación en la mayoría de los círculos y sectores jaliscienses. Siempre se consideró que como secretario resultó ser un buen chofer.
Caso contrario, Alfonso Petersen quien es mejor médico que político, toma las riendas de la Secretaría de Salud, rescatado de la polémica que envuelve los Juegos Panamericanos para tomar un respiro en aires que sin duda domina.
Sin embargo, queda la impresión que más que tratarse de una decisión por motivos de los magros resultados en salud, se trata de una operación política, primero para rescatar a Alfonso Petersen y sumarlo a un grupo político del cual no procede y después aprovechar su experiencia en salud para subir los devaluados bonos del gobierno estatal.
Parece que los grupos al interior del PAN siguen anteponiendo sus intereses frente a los de los jaliscienses, las recomposiciones y reagrupamientos obedecen a pugnas con miras a la elección de su presidente estatal y al dominio que aspiran detentar sus dos principales corrientes.
Quién sabe cómo pagará el piadoso gobernador la salida de Gutiérrez Carranza a quien sostuvo hasta el último momento en un caprichoso afán de defender lo indefendible.
salvador@salvadorcosio.org

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