Complicidad negligente

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-10-10 • Acentos
Siempre sí; bastó el relevo en la Secretaría de Salud del gobierno del estado y unos cuantos días para que Alfonso Petersen declarara lo que Alfonso Gutiérrez Carranza ocultó desde siempre: que “por cada caso diagnosticado de dengue, habría quizá diez o doce casos que no se reportan oficialmente”, lo que significaría que en Jalisco habría unos 20 mil contagios.
Para la ciudadanía este dato no es nuevo, pues a la fecha la gran mayoría ha tenido conocimiento de algún familiar, vecino o conocido que se ha infectado por el mosquito transmisor del dengue, si no es que lo ha vivido en carne propia.
Las precisiones vertidas por el secretario Petersen coinciden con anteriores señalamientos que instituciones como la Universidad de Guadalajara ya habían advertido frente a la cerrazón de quien ya hemos dicho en este espacio que como responsable de la salud de los jaliscienses, resultó un buen chofer del gobernador.
El tema no es de menor importancia, pues se trata de la salud de los ciudadanos ante la irresponsabilidad de un funcionario que desde hace mucho tiempo debió dejar el espacio que ocupaba por no tener ni el perfil, ni los conocimientos, mucho menos la experiencia para desempeñarse en el cargo.
No se recuerda en Jalisco una situación tan alarmante y lamentable como la que dejó crecer Alfonso Gutiérrez Carranza a costa de su incapacidad, improvisación y muy cuestionado perfil académico y curricular.
A pesar de la protección que goza por la amistad que lo une con Emilio González, es urgente y necesario que se inicie un proceso de investigación para determinar las responsabilidades en que el ex funcionario haya incurrido, a fin de fincarle los procesos legales que sean necesarios e incluso fundar y motivar los elementos que lo hagan acreedor a una inhabilitación para desempeñar cargos públicos.
No es posible que ante la serie de omisiones y arbitrariedades cometidas durante su encargo como secretario de Salud, Gutiérrez Carranza siga como si nada hubiera pasado.
De no iniciar este proceso, el gobierno del estado sería cómplice y responsable del grave deterioro de las políticas y acciones públicas en materia de salud en Jalisco.
Pero no se trata sólo de la salud, la negligencia y falta acciones preventivas y de control ante los brotes pandémicos de influenza A-H1N1 y dengue, han provocado en la iniciativa privada mermas económicas de considerable trascendencia, pues según estimaciones del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco, en el sector el ausentismo por estas enfermedades se ha disparado hasta 7 por ciento y sigue en crecimiento.
Lo mismo sucede con el turismo, pues a raíz de la alarma generalizada sobretodo en la zona metropolitana de Guadalajara, ha decrecido el número de visitantes, incluso el consumo local ha sufrido las consecuencias de la ausencia de clientes por temor a ser contagiados en la calle por el mosquito del dengue.
El gobierno del estado y la Secretaría de Salud tienen la obligación de iniciar con verdaderas acciones preventivas y correctivas para garantizarle a los ciudadanos mejores condiciones de salubridad, sin olvidar que han habido serias negligencias y erráticas decisiones que provocaron la difícil situación de salud por la que hoy pasamos y que por ningún motivo deben quedar impunes y mucho menos en el olvido.
salvador@salvadorcosio.org

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