Apagones, nachas y futbol

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-10-17 • Acentos
La negación de la toma de nota del líder del sindicato de electricistas a quien literalmente le cortaron la luz, fue sólo un preámbulo de los factores que desencadenaron el sabadazo con el que Felipe Calderón terminó con la paraestatal Luz y Fuerza del Centro.
Sí, el presidente del empleo decidió que unos 40 mil trabajadores pasen a engrosar las estadísticas nacionales de desocupados y se ubiquen en poco tiempo dentro del margen de los 25 millones de pobres en grado extremo que viven en el país.
Pero no pasa nada, pues al más puro estilo de Emilio González, al presidente no le tembló la chequera del erario y decidió liquidar a los empleados con prestaciones muy por encima de las marcadas en la ley, por lo que en promedio a decir del propio ejecutivo se les pagará algo así como dos años y medio de sueldo, pero no obstante tanta contemplación, también se les orientará y asesorará para que inicien una pequeña empresa familiar que tendrá que consolidarse con esfuerzo y dedicación, con sudor, empeño y talento, porque así inician los grandes empresarios como Bill Gates o Carlos Slim, ¡faltaba más, si ellos pudieron, porque los electricistas no!, y más con las benévolas asesorías de las prestigiadas firmas que cobran en las eficientísimas secretarías de Hacienda o de Economía.
El gobierno federal dice que la empresa le significaba al país un gasto del orden de los 30 mil millones de pesos por año, de los cuales doce mil corresponden a jubilaciones, por lo que entonces el resto lo considerarían un ahorro que sería reorientado a otros rubros, ¿cuáles? no dijeron, pero no faltan los mal pensados que sugieren que con ese dinero se pagaran los viáticos de los altos funcionarios, celulares, equipos de cómputo, vehículos y todos aquellos implementos indispensables para garantizar el mejor desempeño de los servidores públicos en el ejercicio de las facultades de sus altos encargos.
Total que liquidar la empresa, costará unos 20 mil millones, más otros doce mil de jubilaciones, o sea más que lo costaba mantenerla y eso sin contar los costos operativos, de administración y mantenimiento, entonces ya no entendimos cual es el fondo del asunto, ahorrar dinero a mediano plazo o quitarse de encima a un grupo de sublevados izquierdistas que no fueron bien vistos desde Los Pinos.
Pero como en este país nada pasa por casualidad, fue muy oportuno el pase de la selección mexicana de futbol al mundial de Sudáfrica, pues con tal algarabía lo que menos le importó al grueso de la población fue la dichosa desaparición de la paraestatal.
Así como lo fue en su momento el secuestro de una aeronave en días que se ajustaba una propuesta para gravar con impuesto de 2 por ciento a productos y servicios, IVA sobre IVA para entendernos mejor.
Y es que el país esta para cosas más importantes que para nimiedades como la intervención autócrata y totalitaria de un gobierno que se jacta de ser demócrata y que aún dentro de su facultad legal, lesiona, vulnera, incluso transgrede derechos de terceros, o el incremento en decesos por influenza humana AH1N1, o la epidemia de dengue, o la aguda crisis financiera, el aumento en el precio de los productos de la canasta básica, la creciente inseguridad y un etcétera interminable.
México hoy se debate entre emociones encontradas donde por un lado temas como el pase de la Selección mexicana hinchan de orgullo y emoción a los ciudadanos; mientras que por otro, lamentables hechos como la disminución (esperemos transitoria) en el atractivo de las pompas de la Guzmán por una mal practicada cirugía estética tienen en vilo al país, ocupando la titularidad de los espacios noticiosos; apagones, nachas y futbol ¿Para qué complicarnos con más?
salvador@salvadorcosio.org

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