Gripitas y cortinas de humo

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-09-12 • Acentos
Que la “gripita” resultó pulmonía y los que la diagnosticaron fantoches e improvisados al asegurar que el sistema económico mexicano estaba preparado para los embates de la crisis global, es una primera conclusión en torno al desempeño del equipo Calderón frente a la administración pública federal.
Lástima que el talento, conocimiento y mejor desempeño no sean precisamente virtudes características de los responsables del rumbo económico del país.
Durante el mensaje de Felipe Calderón en torno a su Tercer Informe de Gobierno, se dejó entrever lo que en este espacio ya se había comentado, el relevo inminente de algunos secretarios y la fusión de otras dependencias centralizadas del Ejecutivo.
Salió peor el remedio que el trapito, porque no obstante las fusiones y los relevos anunciados que sólo evidencian que la caballada anda flaca, nomás no se ve por ningún lado la “reingeniería” prometida.
Ahora bien, no se ha explicado qué se va a hacer con los altos funcionarios que ocupaban cargos en Turismo, Reforma Agraria y Función Pública, porque si la lógica es eficientar y recortar gastos, lo más natural sería finiquitarlos, sin embargo ese esquema no ha quedado claro, ya que si son reubicados, aun con sueldos inferiores, más que un ahorro sería una tomada de pelo, una simulación y un engaño para los mexicanos.
Aparte, la propuesta económica presentada por el gobierno federal para el siguiente ejercicio fiscal, es una vez más un proyecto al vapor, incompleto, inoperante y de corta visón, otra vez se opta por la vía más fácil y cínica, incrementar impuestos y crear otros para obligar a los consumidores, que somos todos, a pagar los errores y desaciertos de un gobierno, que por la libre y sin ningún recato vapulea y lesiona a los que menos tienen.
Los incrementos a los combustibles y un nuevo impuesto al consumo de bienes y servicios no harán más que provocar una escalada inflacionaria que incidirá directamente en los productos de la canasta básica y en obviedad de circunstancias disminuirá el poder adquisitivo y la calidad de vida sobretodo de los más de 26 millones de pobres en grado extremo que viven en este país.
Desde hace algunos años, se estila (en los gobiernos derechistas principalmente) la contratación de profesionales en la medición del impacto que causa en los gobernados, las políticas públicas y las decisiones y declaraciones de los más altos funcionarios, son una especie de “consejeros” que atiborran las nóminas de las oficinas públicas.
Estos cabilderos públicos aparecen cada vez que un gobierno o un gobernante necesita aumentar su popularidad, credibilidad o legitimidad; también para mitigar o distraer frente a acciones impopulares, basta recordar que por estas fechas, hace ocho años aconteció en Estados Unidos un lamentable atentado terrorista que cambió radicalmente el concepto de seguridad en el mundo.
No faltó quien ante los hechos, sugiriera la idea de que se había tratado de un montaje para entre otras cosas desviar la atención de unas controvertidas elecciones presidenciales en Estados Unidos o un buen pretexto para iniciar una intervención armada en medio oriente, casualidad o causalidad, la realidad es desde ese día y hasta hoy el fantasma del terrorismo sigue presente.
Llama la atención un hecho inédito en nuestro país, donde esta semana en medio de una serie de medidas impopulares, se presenta un secuestro aéreo que afortunadamente se resuelve aparentemente sin mayores preocupaciones, pero que sin duda sembró temor y confusión en la sociedad, quien centró su atención no ya en las alzas y los impuestos, sino en el atentado aéreo. Casualidad o no, y en espera de que sean temas completamente distintos, algo sí queda claro, tan lamentable un tema como el otro, porque ni en economía, ni en seguridad vamos bien.
salvador@salvadorcosio.org

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