Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2010-06-12 • Acentos
Cientos de seguidores de las redes sociales por Internet coincidían en el temor fundado de que la selección mexicana fuera a sufrir las consecuencias de lo que en México llamamos “mala vibra” por la presencia de Felipe Calderón en el estadio Soccer City de Johannesburgo en el juego inaugural del Mundial de futbol en Sudáfrica, y no estaban tan equivocados, puesto que a los tricolores sólo les alcanzó el tiempo y las piernas para igualar el marcador a uno.
La fiebre futbolera que ha contagiado a un buen número de mexicanos es utilizada para tan diversos propósitos, que a veces parece ser un instrumento para que políticos con “aspiraciones” busquen echarse a la bolsa a algunos distraídos ciudadanos que le hacen honor al dicho de “al pueblo pan y circo”; interprétese “pan” en su más pura acepción comestible en harinas o trigos.
Ni tardos ni perezosos, algunos alcaldes del área metropolitana de Guadalajara colocaron a costa del municipio o de diversos patrocinios privados, pantallas gigantes en plazas públicas para invitar a los ciudadanos a no perderse ni un minuto de los partidos de futbol.
En estos días muchos ciudadanos olvidan los baches de las calles, la falta de alumbrado público, la escasez de agua, el constreñimiento vial, bueno, hasta el calor es justificable en tiempos de futbol. Obviamente, habrá quienes descuiden las clases, el trabajo y hasta la familia; total, dicen, “es sólo un mes”.
Sin embargo, políticos “visionarios” no tardarán en utilizar estas distracciones para, por ejemplo, renegociar deudas municipales, para aprobar medidas impopulares, para hacer compras injustificadas, para dar carpetazo a temas que apenas hace una semana estaban en la agenda pública; en fin, lo que dure el Mundial será el lapso perfecto para realizar todo lo que en otro tiempo no es posible por su trascendencia popular.
Habrá, entonces, que estar muy atentos, no sólo de lo que pasa en el Mundial, sino también de lo que hacen y dejan de hacer los políticos durante estos días.
Qué pronto se olvidó el caso Paulette, lo del Jefe Diego, lo de los ejecutados por miembros de la patrulla fronteriza, lo de la ley antiinmigrante en Arizona, lo del derrame petrolero en el Golfo de México, el aniversario de la tragedia en la guardería ABC, la mágica aparición de vehículos oficiales que se decían siniestrados; la recién inaugurada “Iniciativa México”; y todo por un balón.
No será raro que durante estos días haya quienes aprovechen las circunstancias para ganar adeptos o sorprender con actos, muchos de ellos anticipados de campaña, como en el Congreso de Jalisco, donde un par de amables diputados regalaron tortas, tacos y refrescos a los empleados que se congregaron en un salón para ver el partido inaugural.
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