Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-07-04 • Acentos
Con la conclusión de los periodos oficiales para que partidos y candidatos difundan sus propuestas y busquen los sufragios de los electores, se llega al momento medular del proceso, el día de la votación.
El 5 de julio llega enmarcado por una serie de circunstancias atípicas que han caracterizado este proceso electoral concurrente para el estado de Jalisco, lejos de las estrategias de posicionamiento que utilizaron los candidatos, esta elección ya es diferente: inició en medio de una aguda contingencia sanitaria que mermó muchas de las posibilidades propagandísticas de los aspirantes a cargos de elección y también se estrenó una nueva legislación que no ha dejado de ser controvertida.
Durante el desarrollo de la contienda ha sido notorio el descontento y la inminente apatía que se cierne sobre partidos y candidatos. Se aprecia un ánimo diverso que se ha expresado de múltiples maneras.
Al día de hoy se escuchan voces que difieren sobre cómo debería ser el actuar de los ciudadanos mañana que es 5 de julio, tan respetables unas como otras, con argumentos que las sustentan y les aportan valor.
Sin embargo, los ciudadanos debiéramos coincidir en algo fundamental, el voto es un derecho y el aporte personal para el fortalecimiento de nuestra emergente democracia.
Salir a votar significa darle valor a nuestra decisión y cumplir con una obligación moral; significa no ser espectadores, sino protagonistas e impulsores de nuestros propios destinos.
Habrá un número indeterminado de ciudadanos que no encontraron en ni en los partidos, ni en los candidatos, ni en las propuestas una identificación que los motive para ser depositarios de la confianza de su voto, más no por ello deben de abstenerse de acudir a las urnas, hay que hacerlo aunque ello signifique tomar la personalísima decisión de no optar por ninguno de los que estarán en la planilla.
No es tiempo de cruzar los brazos y permitir que quienes detentar el poder en el grado que sea, decidan por los ciudadanos.
Hay que salir a las urnas y si es necesario mandar un mensaje claro a los partidos, a los políticos y a las instituciones, hay que hacerlo en aras de buscar que ellos, los que están del otro lado entiendan que la sociedad ha rechazado sus formas y su proceder.
El voto es un instrumento que permite la continuidad cuando la gente reconoce que los resultados han sido los esperados o que busca el cambio cuando las expectativas no han sido cumplidas; pero también puede significar la advertencia de una sociedad hastiada de tropelías e insatisfacciones.
En una democracia todas las voces deben ser escuchadas, pues la libertad como valor irrestricto es una consecuencia de años de lucha y sacrificio.
Debe ejercerse el derecho al voto en el sentido que sea, aún a pesar de los candidatos y de los partidos que ciertamente han sido rebasados por las necesidades de la sociedad en general. Mañana ¡todos a votar!
salvador@salvadorcosio.org
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