Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2011-08-06 • Acentos
Ahora resulta que los Juegos Panamericanos que en teoría supondrían fuerte derrama económica en beneficio de los jaliscienses no será así, ya que de costar 500 millones de pesos, cantidad de por sí onerosa, costarán más de 3 mil millones, cifra descarada, abusiva y ofensiva.
Desde entonces han sucedido innumerables operaciones oscuras y sospechosas, que van desde la fallida construcción de la Villa Panamericana en el parque Morelos que provocó enconos, escándalos, retrasos, pérdidas millonarias al erario y la falsa promesa del hoy alcalde tapatío Aristóteles Sandoval de dignificar el área, que luce derruida y convertida en un sitio de inseguridad, delincuencia y prostitución.
Justo cuando iniciaba la socialización en el parque Morelos y había cierto consenso ciudadano, el proyecto fracasó por intereses económicos que hoy conocemos de una constructora particular que utiliza recursos del fondo de pensiones de los trabajadores estatales para hacer negocios privados con dinero público y se inició la pugna por la nueva sede, que no obstante la polémica por edificarla en terrenos protegidos de la zona denominada “El Bajío”, en Zapopan, gracias a la presión social, al final se logró que cumplieran con las reglamentaciones ecológicas.
Emilio González Márquez, en su absurdo capricho de promocionarse ilegalmente con pretexto de la justa deportiva, la manchó con tinte partidista, causando aversión y repulsión en un amplio sector de la sociedad, por enturbiar con politiquería un evento que debería ser de todos y del cual nadie estaría en contra si no lo hubiera utilizado mañosamente para sus mezquinos propósitos.
No era necesario construir nuevos complejos deportivos, sino remodelar y adecuar los existentes, como se ha hecho en otros países, sin embargo ha sido el pretexto perfecto para incrementar costos y justificar millonarios desvíos.
A menos de 70 días del inicio de los Juegos Panamericanos, falta la cara amable de la urbe tapatía que se encuentra destrozada en sus calles, calzadas, avenidas, camellones, glorietas y pasos peatonales; no hay limpieza, balizamiento y en muchos casos ni banquetas, temas de responsabilidad municipal; tampoco hay garantías de seguridad pública, ni transporte eficiente, por lo que en general prevalece el desorden.
Obras innecesarias, caprichosas y asignadas sospechosamente a particulares como el levantamiento del concreto en la glorieta Minerva que desquiciará el tráfico y colapsará la ciudad por dos meses, son claro ejemplo de negligencia y de que los únicos culpables del deslucimiento de los Juegos Panamericanos, son las incompetentes autoridades y organizadores a quienes por empecinarse en lucrar con dinero público para obtener ganancias privadas, les salió el chirrión por el palito.
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