¿Cuántos muertos más?

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2008-12-13 • Acentos
Hace unos cuatro meses ante la creciente ola de inseguridad que ha azotado la geografía nacional, gobernantes, políticos, empresarios, académicos y representantes de la sociedad en general, acordaron sumar esfuerzos y multiplicar voluntades a fin de frenar la violencia.
Como siempre los discursos, la verborrea, la pose, fueron más allá de los resultados prometidos.
Es fácil hablar, prometer, enfatizar la oratoria para tratar de convencer, pero al final el resultado ha sido el mismo; incapacidad, desorden, falta de estrategia y de coordinación.
No se cumplió lo prometido porque los aparentes esfuerzos no han estado a la altura de las urgentes necesidades del país.
Existe una clara omisión en la responsabilidad del Ejecutivo para garantizar condiciones mínimas de seguridad. No más demagogia, ni falsos triunfalismos, de nada sirven las campañas publicitarias donde se menciona que se atrapó a tal o cual delincuente, cuando en las calles los ejecutados se cuentan por cientos, incluso miles.
En Jalisco, para no variar se sufre el mismo síndrome panista que se ensancha a nivel nacional, pero aquí es peor porque la incongruencia del gobernador que un día declara que el estado es uno de los más seguros del país y al otro que siempre no, le abona no sólo desconfianza a la autoridad, sino incredulidad ante la escasa visión y acción que el gobierno de Jalisco ha emprendido en contra de la inseguridad pública.
¿Cuándo nos había tocado conocer sobre bombas que arrojan frente a las instituciones encargadas de velar por la seguridad?; ¿cuándo saber de decapitados o mutilados?; ¿cuándo de robos o asesinatos a plena luz del día en lugares públicos como restaurantes o centros comerciales?; claro, los tiempos cambian, ¿cuándo un gobernador nos había mentado la madre?, o ¿cuándo con tanto cinismo se había derrochado tanto dinero en tan vanos proyectos?
La respuesta es clara y contundente, sólo en los gobiernos del PAN y particularmente en los de Felipe Calderón y Emilio González.
Hace días aconteció un hecho lamentabilísimo en el que arteramente privaron de la vida a una mujer en una de las vialidades más transitadas de la zona metropolitana, el hecho trascendió por tratarse de la cónyuge de un connotado empresario. ¿Pero los demás, los que nadie conoce y que por nombre tienen un número?... ellos también cuentan.
El trágico acontecimiento ofende y lastima a la sociedad jalisciense, vulnera el tejido social y lacera la armonía; sin embargo, agravia también a la sociedad que el gobernador y los encargados de procurar justicia usen la desventura de una familia reconocida para salir con discursos y prometer lo que hasta hoy no han cumplido.
Si en verdad este gobierno fuera capaz y eficiente el hecho delictivo no habría acontecido, ahora de qué sirve que se comprometan con la sociedad a esclarecer el crimen, eso no les va a devolver a los familiares el ser querido que han perdido y que fue víctima de la inseguridad, de la falta de acciones reales y concretas, de la ausencia de una estrategia que ponga en cintura a la delincuencia en todas sus manifestaciones, pero no con airadas brabuconerías, al más puro estilo Emilio González, porque eso sólo los alienta y provoca más.
La pregunta es concreta, ¿cuántos muertos más?
salvador@salvadorcosio.org

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