Crónica de un fracaso anunciado

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona

Con la filtración de un informe del Senado de la República en el que se da cuenta que durante el sexenio de Felipe Calderón se han ejecutado cerca de 22 mil personas y que tan sólo en lo que va de este año, la narcoviolencia ha cobrado la vida de casi 3 mil personas, queda muy claro que la intentona calderonista por abrir fuego directo contra criminales y delincuentes ha fracasado al tenor del incremento indiscriminado de la inseguridad pública.
2009 ha sido el año más violento de que se tenga memoria en tiempos de “paz”, durante ese lapso, la violencia cobro alrededor de 9 mil vidas, siendo más del 90 por ciento de ellas en ejecuciones con alto grado de violencia.
Ciudad Juárez, Culiacán, Tijuana y Chihuahua son las plazas que concentran los más altos índices de inseguridad y violencia generalizada, caracterizada por la saña con la que a diario son encontrados cientos de ejecutados y el rotundo fracaso de las políticas públicas y estrategias del gobierno federal contra la inseguridad pública.
Al principio del sexenio y en un alarde mediático cuyo fondo tiene que ver con la legitimación de un cuestionado triunfo en las urnas, Calderón se descosió la boca arguyendo tontería tras tontería e impulsado “una guerra sin cuartel” entre el Gobierno Federal y los capos de las principales organizaciones criminales y carteles del país, casualmente en los estados donde no obtuvo la mayoría de los votos, así pues su bravucona intención, se ha reducido hoy al discurso y sus incisivas declaraciones se han matizado e incluso reorientado, pues ahora resulta que el problema no es de hoy, ni de este sexenio, sino de sus antecesores que dejaron crecer en la impunidad a las mafias que hoy parecen tener secuestrado al país. ¿Que habrá hecho Fox al respecto? -panista y antecesor de Felipe Calderón- quizá lo que en un momento sugirió su ex vocero presidencial, pactar con el narco, o abrir las puertas de los reclusorios para dejar escapar importantes capos como lo sugiere el vulgo.
El problema de raíz es que Calderón ha equivocado la estrategia y confundido la magnesia con la gimnasia y en un intento desesperado por legitimarse lo único que ha conseguido es motivar un miedo latente y generalizado que ha perneado a todos los estratos de la sociedad. Que no diga ahora que lidia con lo que los otros le dejaron, mejor que reconozca que su estrategia de seguridad pública ha sido un fracaso y a consecuencia de ello el crimen y la violencia viven sus mejores momentos frente a la incapacidad manifiesta de un gobierno fallido, inoperante, incapaz, improvisado y timorato.
Parece no haber estado de derecho en ciudades donde la delincuencia dicta la manera de conducirse, los usos y las costumbres; donde se compran voluntades, protección y el disimulado silencio de autoridades que gobiernan al amparo de la impunidad y la corrupción como constante de un sistema entregado a las ordenes del crimen organizado. El “Presidente del Empleo” que se hincha de orgullo en decir que se han conseguido 200 mil nuevos empleos, cuando la demanda es de alrededor de 1 millón 200 mil, no ha reconocido que su fallida guerra contra el narcotráfico a parte de incrementar la inseguridad pública, ha provocado desempleo, ausencia de inversión, desconfianza y fuga de capitales.
Apenas hace unos días en voz del Secretario de Gobernación, el gobierno calderonista señaló que la inseguridad seguirá y tal vez crecerá, tratando de dar a entender algo que desde aquí interpretamos como el reconocimiento de su fracaso o el deslinde de su responsabilidad frente a la seguridad interior del país, ¿será que no se pudo?

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