Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-05-30 • Acentos
Ya va un mes de campaña política en Jalisco y ni candidatos ni partidos han llegado a la gente. Hay desencanto generalizado, apatía, desanimo, escasa participación y un desafortunado pero ineludible abstencionismo vergonzoso, que sólo significa el evidente descrédito que hay por la política y los políticos de hoy.
Se percibe hartazgo a promesas incumplidas, a cambios que no llegan, a compromisos a medias, a desempeños inútiles.
La gente ya no cree en los políticos porque la mayoría no ha sabido cumplir y ha hecho que un oficio noble de desvirtúe en escarnio y aversión.
Políticos buenos quedan pocos y los demás, los ensimismados en el poder y anquilosados al erario como fuente vital de supervivencia han cerrado un círculo al que únicamente se accede de manera condicional, muy lejos de los intereses de los ciudadanos y a la vera de la mezquindad personalísima de buscar el poder por el poder.
Han sido tan pobres estas campañas, tan poco creativas y tan faltas de talento que los candidatos han recurrido a imitar a políticos de otras latitudes, como en Guadalajara donde el candidato del PRI ha copiado al calce estrategias de imagen y posicionamiento haciendo efectivo para Jalisco aquello de “te lo cumplo y te lo firmo”; o el del PAN que lo único que atina a decir es que hay que votar por él para apoyar el presidente Calderón en la lucha contra el crimen y la delincuencia, aprovechando claro, que el gobierno federal ha emprendido en estos días impresionantes operativos con motivos que ellos dicen no son electoreros, ¿de verdad?
Y al que ni el sol calienta, es al candidato del PRD pues lo más que han dicho de él es ¿y quien será?
En campaña por la presidencia municipal de Guadalajara, Emilio González firmó ante notario público que terminaría su encargo como alcalde en caso de ser electo, algo que por supuesto no cumplió, entonces eso de firmar ante fedatarios no garantiza nada.
Hay quienes todavía se sorprenden de que haya propaganda del PAN fuera de las iglesias como recién se evidenció por la colonia Santa Elena Estadio en Guadalajara, cuando es por demás sabido que muchos prelados invitan a votar por el “color del cielo”.
Sin embargo en medio de todo esto surge Emilio González, como para gritar “hey... sigo aquí” y sin saber si ayuda o perjudica aún más a su partido, se enoja y defiende sus anuncios donde usa de pretexto el tema de la influenza humana para continuar presente en los medios y aparecer como es su costumbre protagonista en un afán inconmensurable de evitar que otros, -sea quien sea- se publicite más que él.
Le gusta a Emilio aparecer en la tele valiéndole violar la ley electoral; dilapidar recursos, hacer circo, maroma y teatro con tal de no pasar desapercibido. Ahora hasta piensa justificándose en el impulso al turismo, volver a regalar dinero de los jaliscienses a una televisora extranjera para realizar una serie de eventos y premiaciones musicales, cuando todavía no hay claridad sobre el impacto del mismo evento el año anterior, ¿qué dejó a los jaliscienses?, ¿en cuánto se incrementó el turismo?, ¿cuántos empleos se generaron?; preguntas sin respuestas hasta el día de hoy.
Y quien crea que las tortas ahogadas que “regalarán” mañana, junto con la casa que van a rifar, será un evento político–electorero; será un mal pensado y un desconfiado de nuestras responsables autoridades que lo único que hacen es trabajar por el bien de todos.
salvador@salvadorcosio.org
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