Cochineros Azules

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-02-07 • Acentos
No se equivocó Francisco Ramírez Acuña al declarar: “La política se ha convertido en una porquería”; le faltó acotar que se refería a la propia.
Tan certera fue su declaración que en ese mismo evento increpó y profirió sendos denuestos a funcionarios estatales, entre ellos al secretario general de Gobierno.
El disgusto exacerbado del hoy candidato del PAN a diputado federal por el distrito 10 de Zapopan, tiene que ver con la revelación de las irregularidades con las que el gobierno que encabezó, realizó la compraventa del predio Charcos Azules, que fue cancelada al final de la gestión anterior.
Es un terreno de 24 mil 500 metros cuadrados, situado en Los Colomos III en Zapopan, que fue adquirido por el gobierno del estado el 14 de marzo de 2005, en contrato de compraventa con la empresa Consorcio Agroindustrial (Camapef) poco tiempo después de que la supuesta empresa, lo compró.
También es irregular que haya durado más de dos años para su inscripción en el Registro Público de la Propiedad, a menos que esto se pueda justificar.
Es de presumir que Camapef no existe, ya que en el convenio notariado para la rescisión del contrato no se especifica dirección alguna, sólo que se localiza en Tlaquepaque.
De acuerdo con copias de documentos oficiales ya exhibidos, la administración de Ramírez Acuña entregó dos cheques en fechas diferentes, el primero el 17 de marzo de 2005, por 92 millones 856 mil 204 pesos y tres meses después, otra cantidad con un cheque de la cuenta de fondos de aportaciones federales, justo el último día de plazo para ejercer dichos recursos.
Lo mismo sucedió con un particular, que vendió terrenos al gobierno del estado en el mismo sitio y recibió un cheque por cinco millones 615 mil 400 pesos, cuando ya había recibido otro.
El gobierno de Ramírez Acuña entregó por lo menos cuatro cheques para el pago del predio. Llama la atención que ni en los informes de auditoría ni en los de contraloría, se haga alusión a la segunda operación.
Ante la opacidad de la transacción y las irregularidades que se han presentado en dicha compraventa, Ramírez Acuña tendrá que presentarse ante el juez competente para declarar como testigo en tan desaseada operación, en la que además existe presunción financiera de haber mermado del erario recursos que se gastaron en la adquisición de la superficie del predio a terceros y no a los propietarios originales.
Se le viene la noche a Ramírez Acuña, porque tendrá que explicar a los zapopanos y a los jaliscienses, su intervención en tan polémicos cochineros, para saber hasta dónde es responsable de tan vergonzosas acciones.
salvador@salvadorcosio.org

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