Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2011-01-22 • Acentos
Al cumplirse diez años de que el Chapo Guzmán salió por “Puerta Grande”, el gobierno federal hizo chinchilegua a “peligrosísimos criminales” y sorprendió con dos detenciones: la del JJ, acusado de disparar al ex futbolista Salvador Cabañas, - gracias a filtraciones del Facebook de su novia y no a los trabajos de inteligencia de la autoridad - y la del cantante Kalimba, presunto violador de una menor de edad, caso que la prensa de farándula ha puesto en el ojo del huracán, convirtiéndolo en uno de los principales distractores del momento.
Ante tan contundentes ejemplos no se puede negar que la procuración de justicia en este país da resultados, sin embargo, siempre habrá casos aislados e intrascendentes de impunidad como el asesinato de la hija de Marisela Escobedo, de ella misma y de su cuñado; de la activista Susana Chávez, de las niñitas acribilladas en la colonia del Fresno y de cientos de miles más que no conocemos simplemente porque no se publicitan.
Detuvieron al Amarillo, supuesto líder y fundador de los Zetas; pero intrascendente seguro, porque las autoridades prefirieron destacar al JJ a quien le prepararon una entrevista exclusiva en horario estelar y para “el canal de las estrellas”.
No debemos alarmarnos porque todo está bajo control -¿de quién?-, el Ejecutivo federal nos endilgó una guerra no pedida, la Suprema Corte del país está incompleta y el Legislativo duerme el sueño de los justos; “pero no temáis” porque Emilio González ya se destapó para presidente de México desde tierras andaluzas. ¡El muerto al hoyo y Jalisco que arda!
En Jalisco todo bien, salvo “peccata minuta” como el primer narcobloqueo en una carretera, el atentado contra un director policiaco, ataques con balas y granadas, persecuciones por la ciudad y muertos por la explosión de una granada que lanzaron en un bar donde la banda que amenizaba ya no quiso seguir tocando, ¿qué hacemos, ya no salimos?
Después del “amplio debate” entre “tu no te coordinas” y “tu no me convocas”, por fin y gracias al liderazgo de los alcaldes de Zapopan, Tlaquepaque y Tlajomulco, y a pesar de la apatía del primer edil de Guadalajara, autoridades estatales y municipales se sentaron para iniciar lo que ellos llamaron “trabajos de coordinación”, en un plausible intento que no será suficiente mientras la estadística criminal continúe a la alza.
Urge que organizados continuemos exigiendo a los órdenes de gobierno que se quiten de encima la cobija meada para salir del hoyo en el que estamos; basta de ser juez y parte en la procuración de justicia, el cargo debe ser por elección popular y también sancionar de manera ejemplar a quienes incurran en corrupción, peculado y subejercicios financieros en temas de seguridad.
No más simulaciones, cortinas de humo y ocurrencias, la ciudadanía debe seguir empujando a través de organizaciones, fundaciones y asociaciones civiles, de lo contrario los capos y delincuentes nos seguirán como hasta ahora, haciendo chinchilegua.
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