Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2011-06-25 • Acentos
El encuentro Sicilia-Calderón evidenció terco empecinamiento del Ejecutivo federal por continuar alimentando belicosamente el caos de inseguridad que se multiplica en detrimento de la sociedad y debilitamiento del Estado.
Soberbio, inflexible, de corta visión y mediano entendimiento, Felipe Calderón insiste en defender su fallida estrategia a pesar de los 40 mil muertos y diez mil desaparecidos que Javier Sicilia le restregó de frente, cual chile en la herida.
Duro, directo y a la llaga, Sicilia habló fuerte con la voz de los miles que reclaman justicia y exigen el cese de la violencia que no sólo provoca pánico, caos, sangre y muertos, sino avalancha de problemas y conflictos políticos, económicos y sociales; mientras Calderón sólo se escondió tras el burdo discurso del “actuar, en lugar de no actuar; asumiendo los costos políticos y morales”.
Chile en la herida, el legítimo reclamo de la incontenible corrupción e impunidad que mantiene en vilo al país, caso concreto el de Hank Rhon, tema que Calderón dice con elocuente cinismo “desconocía”; en reconocimiento tácito al fracaso de su frustrado gobierno.
La falta de resultados e incumplimiento del “cambio” prometido por los gobiernos panistas han mermado la figura de los albiazules aspirantes presidenciales: Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel, Ernesto Cordero, Javier Lozano, Alfonso Lujambio, Heriberto Félix, y Emilio González.
Más que nunca, el régimen en turno parece jugar a perder, quizá porque concertó con el PRI una inminente derrota electoral, o porque sigue careciendo de perfiles y capacidad para generar figuras rentables, competitivas, que entreguen resultados y cumplan con la gente. No es Enrique Peña Nieto la única carta del PRI, hay liderazgos acuñados y legitimados para buscar la candidatura presidencial, como Fidel Herrera, Beatriz Paredes o Manlio Fabio Beltrones, salvo excepción del dirigente nacional Humberto Moreira, a quien el escándalo alcanzó por el repentino enriquecimiento de su colaborador, Vicente Chaires.
Del lado del PRD, Andrés Manuel López Obrador, a través de “Morena”, le lleva ventaja a Marcelo Ebrard, quien comete los mismos desfases de los panistas al impulsar la malograda alianza PAN-PRD para competir en el Estado de México, contra el PRI, que seguramente conservará ese bastión.
Lamentable que los temas de la agenda nacional estén enlodados por el clientelismo y partidocracia, sujetos a arreglos convenencieros y migajas de justicia.
Debe ultimarse el monopolio de los partidos para dar paso a las candidaturas ciudadanas, porque la sociedad está harta de lo mismo, pero con distinto color, el pueblo quiere y anhela candidatos independientes, comprometidos con las causas populares.
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