Cállate chachalaca

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2007-05-05 • Acentos
El año pasado, cuando las campañas político electorales estaban en todo su apogeo y justamente al calor del ambiente que se propició, surgió una frase que provocó una gran andanada tanto de criticas como de muestras de solidaridad y aprobación en la persona de Andrés Manuel López Obrador, cuando en un discurso con voz pausada, clara y fuerte le dijo al entonces presidente Vicente Fox .... “Cállate chachalaca”, en respuesta al incesante activismo que oficialmente se otorgaba al candidato de la derecha a la presidencia de la república.
López Obrador logró, con esa frase, ilustraba el papel de vocero panista que desempeñaba el Presidente y también el estilo irresponsable, desarticulado, reiterativo y ocurrente de Vicente Fox, que al igual que el ave de referencia, no era capaz de guardar silencio y menos de controlar su lengua que muchas veces le exhibió y con ello también al país entero.
Habrá que recordar que tanto el entonces Presidente como su hiperactiva esposa tenían una agenda permanente de activismo político a favor del Partido Acción Nacional, especialmente reforzaban su presencia en los estados que tendrías elecciones locales y todo claro, con cargo al erario público, del que se pagaban los innumerables viajes, escoltas, asistentes y demás acompañantes de Fox y su señora en actos de campaña patrocinados ilegalmente por el estado.
Precisamente por el interés electoral mostrado desde el inicio de su sexenio el Presidente y su esposa, se vieron presionados a señalar ante la opinión pública que una vez concluyendo su periodo se regresarían al rancho para disfrutar de sus nietos, idea que tardo muchos meses en aceptar la señora Sahagún de Fox.
La pareja presidencial, como se hicieron llamar en su momento, ni ha regresado al rancho, ni ha dejado de moverse políticamente, a través de los medios de comunicación nos hemos enterado los mexicanos que el ex mandatario sigue violando la regla no escrita que propone evitar la actividad política de todo tipo para darle el espacio suficiente de decisión y sobretodo para no generarle problemas innecesarios al Presidente en turno.
En muchas de las ocasiones que Fox, siendo presidente aparecía con una reacción ridícula, locuaz o ilógica, sus defensores atribuían a su poca experiencia el exabrupto y de inmediato trataban de aclarar que no había en él la intención de causar daño alguno, que solo eran productos de su inocencia.
Ese multicitado argumento no puede aplicarse más en estos tiempos, sobretodo cuando con su activismo y su inseparable facilidad para las frases sin razonamiento ha provocado ya serios enfrentamientos al país, especialmente con otras naciones.
Recientemente tuvo la ocurrencia de mandarle decir al Presidente venezolano que a caballo invadiría su país para incorporar a la democracia a dicha nación, en un desfasamiento total como cuando pretendía unificar a las dos coreas.
Fox y sus seguidores no pueden escudarse en su ignorancia congénita o su imprudencia incontrolable. El que su principal promotor y puerta de entrada a la política nacional e internacional sea Manuel Espino, así como la defensa a ultranza que de él hace el líder nacional del PAN suponen una estrategia insana que atiende más a factores político partidistas que a lealtades personales, sobretodo cuando es enemigo declarado de Felipe Calderón, que por su parte no ha tenido un reacción congruente con el tamaño de la ofensiva de sus correligionarios, inclusive se ha notado incomodo y hasta desencajado y falto de poder no obstante desempeñar el máximo cargo del país, le urge mostrar tolerancia si, pero también demostrar quien manda a menos que sea su deseo compartir el puesto con el partido.
Mucho se ha dicho y es oportuno reiterarlo, ninguna entidad pública o nivel de gobierno puede ser rehén ni botín en disputa de los grupos políticos partidistas. México no merece políticos de ese nivel que no son capaces de anteponer el interés primordial del estado ante los intereses personales o de grupo, tampoco puede tolerar que se acose a la figura presidencial y su displicente reacción por consideración a sus afinidades partidistas.
Las voces que claman marcarle el alto a Fox y obligarle a que asuma su rol de expresidente se han venido acumulando enormemente, están llegando a un punto insalvable en el que deben tomarse las medidas pertinentes.
Es necesario que se delimite dentro del marco jurídico el alcance de las actividades sociales y políticas del ex presidente que por ignorancia, inocencia o buena fe, sigue siendo manipulado y continua generando problemas al país, bastante tuvimos los mexicanos con seis años de soportar su desaseo diplomático y su errático equilibrio mental como para seguir así indeterminadamente.
Hoy a muchos meses de distancia, seguramente para la mayoría de los mexicanos sigue actual la frase de López Obrador y quizá para la clase gobernante también lo sea aunque no se atrevan a decirlo. El tiempo, una vez más le ha dado la razón, cada vez somos más los que exigimos “cállate chachalaca”
salvador@salvadorcosio.org

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