Calderón, el héroe pirata

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-05-09 • Acentos
Ahora resulta que Calderón es un héroe para el mundo al haber salvado a la humanidad de una catástrofe con tan sólo haber hecho débiles e infructuosos intentos por detener el avance de un virus en México.
Mucho se ha hablado ya de la grave situación en la que nos vimos envueltos los mexicanos no sólo por la aparición de una modalidad de la influenza viral denominada A-H1N1 que con brotes principalmente en la zona metropolitana de la capital del país amenazaba con extenderse por el país, también estuvimos y seguimos expuestos a la negligencia e incapacidad oficiales ya conocida por todos y especialmente agravada por la emergencia.
Cabe mencionar que en diversos estados de la Unión Americana y en otros países de Europa también se dieron brotes de personas infectadas pero por el manejo protocolario que les dieron, evitaron la alarma que en México provocó el propio Presidente.
Al margen de haber sufrido injustamente la discriminación de un gran número de países que ante el desconocimiento optaron por cerrar sus fronteras para los ciudadanos mexicanos y a los vuelos comerciales procedentes de nuestro país, el nuevo virus ha sido ya suficientemente estudiado para poder determinar las medidas necesarias para su control y sometimiento sin acciones alarmantes y catastrofistas que solo han dejado perdidas económicas y afectaciones a las actividades productivas y académicas nacionales.
No hay que olvidar que las primeras reacciones del ejecutivo federal ante la emergencia fueron tibias e inciertas pero al paso de los días cuando los casos sospechosos se multiplicaban exponencialmente el gobierno se fue al otro extremo dictando medidas rigoristas que solo provocaron alarma en el escenario internacional, cuando al interior del país las precauciones no fueron reforzadas con un adecuado manejo de la información y del tratamiento protocolario de los casos, análisis y estadísticas.
Los cercos sanitarios regionales no fueron establecidos con eficiencia, se revolvieron terriblemente los datos por influenza con defunciones por otras causas, se sumaron a la estadística casos sospechosos de infección solo por intuición al no respetarse el protocolo de investigación, no se aisló ni se dio seguimiento a los familiares y personas con las que los infectados tuvieron contacto, no se tiene todavía un padrón de infectados y fallecidos con nombre y apellido, se desconoce los métodos utilizados para descartar la presencia del virus en los casos sospechosos y tampoco se ha dicho que empresa y con que protocolos ha realizado las autopsias para determinar el número exacto de fallecidos que permita tomar decisiones adecuadas.
Todavía a la fecha, seguimos sin coincidir con la información que emite la Organización Mundial de la Salud en cuanto al número de infectados, altas y fallecimientos, lo que sin duda aumenta los niveles de desconfianza que la población tiene del Presidente y su gabinete.
Las medidas generales emergentes que se implementaron sólo denotan la falta de conocimiento de la autoridad del ramo en el manejo de este tipo de crisis además del escaso tacto para salvaguardar las actividades productivas del país que estando enfrentando una grave situación económica debieron sufrir las consecuencias de decisiones al vapor, sin sustento sanitario adecuado y con ausencia plena de método y protocolo.
Ante los errores cometidos y la evidencia clara de ser el responsable directo, Calderón se ha dedicado a defender la razón de sus decisiones en lugar de asumir las recomendaciones de la OMS, tan urgido está por salvar su imagen que se ha autoproclamado salvador de la humanidad, en una aberrante ofensa a la inteligencia pública no solo del país sino del mundo entero.
¿Qué le parecería incluir el nombre de Calderón al lado de Newton, Einstein, Pasteur, Darwin, Fleming, Mendel, Lister o Jenner, por mencionar algunos? ¿Verdad que es ofensivo?
salvador@salvadorcosio.org

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