Alianza con el polígrafo

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona

La máxima tribuna del país en el Congreso es un espacio plural y representativo donde convergen todas las ideas. Es el lugar propicio para el debate, discusión, consenso, disenso y acuerdo de los grandes temas de la agenda nacional. Es lamentable el abuso que hacen quienes investidos como legisladores han secuestrado la tribuna de San Lázaro y rebajado su categoría con discursos agresivos, enconados y provocadores.
Hace un par de días, César Nava, dirigente nacional del PAN, protagonizó un lamentable episodio producto de un tema que ya parecía superado, en un alarde de protagonismo y buscando reivindicarse después de una semana donde la mentira fue su principal argumento entorno a un supuesto acuerdo que habrían firmado las dirigencias del PRI y del PAN, así como el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y atestiguado por el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.
Las primeras filtraciones a los medios daban cuenta sobre la existencia de un acuerdo clandestino, donde el PRI se obligaba a aprobar el paquete económico propuesto por Felipe Calderón para 2010, mientras el PAN se comprometía a no hacer alianzas electorales con miras a la elección en el Estado de México, lo que presumiblemente le dejaría las puertas abiertas a Peña Nieto para irse por la libre en su aspiración presidencial. Era un acuerdo negado siempre por Nava, pero ratificado por el PRI, que lo exhibió y dejó como un mentiroso ante la opinión pública.
Pero Nava no se mordió la lengua para llamar mentirosos a los priístas, y los emplazó a practicarse, junto con él, la prueba del polígrafo, lo que originó una bochornosa discusión en el recinto legislativo.
Es inadmisible el nivel de debate a que se ha reducido la política, es vergonzoso ver cómo los partidos actúan en función del poder y en la búsqueda insaciable por detentarlo.
El fondo de todo tiene que ver con las alianzas electorales que el PAN ha pactado con partidos tan antagónicos como el PRD en algunos estados, que no son bien vistas ni por panistas ni por perredistas. Pero el Estado de México es diferente, ahí el miedo de los panistas se vuelve terror frente a Enrique Peña Nieto, quien ha sabido construir un camino directo hacia la nominación presidencial por el PRI.
La habilidad de los priístas ha contrastado con el incipiente desempeño de los dirigentes panistas, que sólo se han caracterizado por desatar guerras mediáticas sucias en las que al final siempre han perdido, olvidándose de que los ciudadanos votan por la mejor propuesta, no por el que grite más.

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