Vulgar Matraquero

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2012-02-25•Acentos
Cínico y descarado como es, Felipe Calderón, la hizo de vulgar matraquero durante una reunión con banqueros, al desvergonzadamente hacer apología de la precandidata de su partido en un desesperado intento por levantarla de la lona, violando flagrantemente la “veda electoral” a que debe sujetarse.
Desmadró Calderón al IFE con sus estúpidas impertinencias, su vulgar intromisión evidencia carencia total de respeto a un acuerdo emitido por el órgano electoral al que el Presidente está obligado a respetar no sólo por la inmerecida investidura que representa, sino por tratarse de un militante activo de su partido con influencia electoral.
Borracho, crudo o drogado, debió haber estado, para presentar inadmisiblemente los resultados de una burlona encuesta sobre la cual tiene que explicar y demostrar quién la mandó hacer y con qué dinero se pagó.
Es una mentada de madre para los mexicanos, que el Presidente de la República se convierta en el operador político de su precandidata, su partido y sea vil representante de los intereses de la derecha que quiere seguir enquistada al poder, mamándose el dinero del pueblo.
Guste o no, hay un acuerdo legítimo de silencio electoral previo a las campañas constitucionales, debatible quizá, pero exigible por un órgano que tiene la responsabilidad de conducir el proceso electoral; que chimuelo durante varios meses y al fin completo, ordenó que nadie puede llamar al voto, ni manifestar tendencias, mucho menos hacer promoción o campaña.
El burdo abuso de Felipe Calderón es una burla, una ofensa para la sociedad, un contundente desafío a la autoridad electoral, una puercada en el estricto sentido de la palabra y una injerencia insana que daña nuestra precaria democracia.
El IFE tiene que llamar severamente al orden, hacerle a Calderón un extrañamiento público y aceptar y dar curso, como ya lo ha hecho, a quejas de organizaciones ciudadanas como Conciencia Cívica y otras más que seguramente se sumaran, para consignar el hecho ante la autoridad competente y sancionar a Felipe Calderón por incurrir en delitos electorales.
Con sus cochinadas, Calderón evidencia la utilización de recursos públicos con fines electorales y partidistas, además de utilizar el aparato del Estado para mandar hacer y difundir encuestas “a modo” y hacer creer que su precandidata va en una cómoda y ascendente posición, afectando la equidad de la contienda.
El provocador acto de Felipe Calderón que lo convierte en el “vulgar matraquero” del PAN, no puede quedar como anécdota o dislate, su error puede costarle incluso la candidatura a su aún precandidata; como sociedad no debemos permitir que desde el poder se orqueste una campaña de Estado, somos millones los que repudiamos los mezquinos actos del Presidente y también los que exigimos que sea el primero en respetar las reglas y acuerdos de la autoridad electoral y se le sancione, porque hay hartazgo de ilegalidad e impunidad.

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