Simuladores

Fuente Ovejuna | Salvador Cosío Gaona
2009-12-12 • Acentos
Con la negativa del PRI para aprobar un contrato de deuda hasta por 2,500 millones de pesos, el gobierno que encabeza Emilio González tendrá el mejor pretexto para dejar de hacer importantes obras en favor del crecimiento y desarrollo del Estado.
El gobierno del estado aprovechó un momento de profundo desencuentro con la Universidad de Guadalajara para intentar amagar a través de los cabilderos de la máxima casa de estudios una aprobación para que los legisladores votaran favorablemente un endeudamiento que entre otras supondría una ampliación presupuestal de 300 millones de pesos para la Universidad.
A pesar que existían los votos suficientes para que incluso los propios panistas sacaran adelante el proyecto, decidieron exhibir a los priistas para culparlos después de la falta de recursos para los próximos ayuntamientos metropolitanos que en su mayoría serán gobernados por priistas.
De la misma forma, los albiazules tendrán argumentos para reprochar a los tricolores la falta de más dinero para la ampliación que solicita la Universidad de Guadalajara, la continuación de la Ciudad Judicial y en diversas obras de infraestructura urbana.
Una vez más se ha optado por anteponer el interés político partidista sobre el interés general. Es una lástima conocer las formas en la que los partidos con mayor representación en el Congreso del Estado manipulan el dinero público como moneda de cambio para conseguir frente a la sociedad una opinión a la medida de sus intereses y proyectos políticos.
El tema del endeudamiento será utilizado por Acción Nacional para decirles a los jaliscienses que los priistas no estuvieron a la altura de las expectativas generadas en el reciente proceso electoral, para maniatarlos y reducir las posibilidades de generación de empleo y obra pública, mientras que del lado del PRI se aducirá que se trata de un juego perverso para hacerlo ver frente a la sociedad como un partido incapaz de cumplir con las promesas de campaña.
Sin embargo tan malo el pinto como el colorado, porque ni priistas, ni panistas han caído en la cuenta de que el único resultado certero de sus pugnas es el repudio generalizado de una sociedad que cada día confía menos en los partidos políticos y en sus representantes.
Se respira un ánimo de incertidumbre porque a ciencia cierta nadie sabe como habrá de transcurrir el próximo año la relación entre los Poderes del Estado, pero sobretodo, la relación del gobernador con los alcaldes metropolitanos.
Ciertamente endeudar al estado no es una práctica recomendable, menos aún cuando existe duda y opacidad sobre el destino de los recursos; mientras que buscar reasignaciones al presupuesto tampoco representa una solución real y concreta a las francas carencias de Jalisco, sin embargo lo que es inaceptable es la falta de acuerdos y el encaprichamiento de los partidos políticos por interferir en temas que por lo menos en la teoría no tendrían porque intervenir puesto que su interés no es la búsqueda del bienestar social, sino la caza de oportunismos baratos para como dicen en el pueblo, “llevar agua para su molino”.
Ya es tiempo que la sociedad distinga las dobles lenguas de quienes dicen representarlos, los dobles discursos y las oscuras intenciones que guardan al tenor de la aprobación en este caso del presupuesto de ingresos.
Es tarea primordial de un representante social velar por los intereses de sus representados y no supeditarse frente a los intereses partidistas, quien logre desmarcarse de ello podría desempeñar un papel más digno y decoroso frente a la alta responsabilidad de tomar decisiones en beneficio o perjuicio de los gobernados y dejará de ser un mero simulador y representante de vitrina que nada aporta para Jalisco.
salvador@salvadorcosio.org

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